
Los visados de obra nueva han sufrido una fuerte ralentización, después de un arranque de año con fuerza. Hasta abril se habían visado 34.935 viviendas, lo que supone un 6% más que en el acumulado de los cuatro primeros meses del año anterior, según datos del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma). Pero este dato de crecimiento acumulado vive de las rentas de un arranque de año que ha superado al 2021, sobre todo en el mes de marzo, cuando se visaron 11.065 unidades, el cuarto mejor registro de la serie desde 2008: solo en julio de 2018 (12.172), julio de 2019 (11967) y septiembre de 2021 (11.517) se visaron tantas viviendas.
Pero en abril se registró una caída del 28% en comparación con abril de 2021, y de hasta un 40,3% frente a marzo. Este dato supone el peor abril desde 2017, salvo en 2020, cuando en el cuarto mes del año de la pandemia se produjo la paralización de la actividad económica.
Las viviendas en edificios (-33%) fueron las que más cayeron, pese a los más de 4.700 visados, frente al descenso del 11,4% interanual de las viviendas unifamiliares, con poco menos de 1.900 unidades. La caída intermensual es aún mayor, con un 42,5% y un 34%, respectivamente.
La incertidumbre no es buen acompañante de la actividad de la construcción
“La incertidumbre generada por la guerra unida a las tensiones en la cadena de suministros ha provocado una ralentización en los visados de obra que podría mantenerse en los próximos meses si la situación persiste”, afirma Daniel Cuervo, director general de la Asociación de Promotores y Constructores de Madrid (Asprima). “Pensemos que, a pesar de que la demanda por parte de nuestros clientes es alta, el aumento de coste incide en todas las decisiones de la empresa, desde el precio al que se vende al que se paga por el suelo”.
Y es que la Comunidad de Madrid, y en particular la ciudad de Madrid, motor de la construcción de viviendas en España, junto a Andalucía, Cataluña y la Comunidad Valenciana, es donde más se ha apreciado la caída de la actividad durante el mes de abril, que también se puede achacar, en parte, a la estacionalidad de la Semana Santa. Pero parece que ha sido algo más que eso.
Toda la región sumó 747 visados de obra nueva, su dato mensual más bajo desde octubre de 2015, sin contar abril de 2020, en plena pandemia del coronavirus, y el peor abril desde 2014. Las caídas interanuales e intermensuales superan el 50%, aunque cabe destacar que la actividad constructora de viviendas en la Comunidad de Madrid sigue un 32,2% por encima en lo que va de 2022, frente a enero-abril del año pasado.
Los datos del Mitma de la ciudad de Madrid aglutinan los visados tanto de obra nueva, como de ampliación y/o reforma. Con estas tres categorías, en la capital se visaron 149 viviendas, el dato más bajo desde 2014, y uno de los 10 más bajos de toda la serie histórica en la ciudad desde que se toman registros a finales de 1991.
No todos opinan que sea el comienzo de una gran caída en la construcción, pero si está claro que la actual coyuntura genera incertidumbre. “Si bien es cierto que en abril hubo un descenso con arreglo a nuestros datos, en el mes anterior, en marzo, las cifras se asemejaron a las de 2019, anteriores a la pandemia, y en mayo y junio nuestros números de actuaciones están siendo similares a los registrados en 2021. Abril ha sido un mes de baja aparentemente coyuntural, pero en números globales los visados del Colegio de Aparejadores de Madrid discurren con arreglo a las expectativas, aunque la incertidumbre por la guerra en Ucrania y el incremento de la inflación no son factores positivos, desde luego”, aclara Francisco Javier Méndez, director del Gabinete Técnico del Colegio de Aparejadores de Madrid.
Otro de los factores que puede anticipar una caída de la actividad son los datos de empleo. Y, sin embargo, vive un momento dulce con una fuerte caída del número de parados y un repunte de los afiliados a la Seguridad Social.
El sector cerró junio con 227.146 desempleados, la cifra más baja de los últimos 15 años, mientras que el número de ocupados ligados a la construcción alcanza los 1,347 millones, lo que se traduce en el nivel más alto registrado en junio desde 2011. Al menos seis de cada 100 personas dadas de alta en la Seguridad Social trabajan en el sector de la construcción.
Desde la patronal CNC valoran las buenas cifras de empleo, pero ven ciertos riesgos en el futuro ante la incertidumbre por la guerra en Ucrania. “La crisis energética está provocando problemas en las constructoras, ya que los costes energéticos pueden representar en torno al 30% de los totales en una obra. Estos problemas están frenando e incluso originando abandonos en algunas obras, han destacado desde la Confederación Nacional de la Construcción (CNC).
Desde Asprima también valoran que “para los próximos meses, y ante nuevos acontecimientos que pueden surgir prácticamente en horas, es difícil hacer una previsión, ya que la propia inercia de la actividad podría cerrar el ‘gap’ si las incertidumbres disminuyeran. En caso contrario, es razonable pensar que este año estemos más cerca de las 100.000 unidades que de las 108.000 con las que cerramos el pasado año.
Una cifra que ya adelantó el presidente de los promotores españoles (APCEspaña), Juan Antonio Gómez-Pintado, y donde espera menos oferta de obra nueva “Las obras comenzadas antes de la crisis se terminarán, pero un 43% de las promociones que aún están pendientes de la concesión de la licencia de obra nueva van a esperar a que el entorno económico mejore”, destacó.
Tanto los Analistas Financieros Internacionales (AFI) como Bankinter ya apreciaban el pasado mes de mayo menos transacciones de suelo y un estancamiento de la obra nueva, que supondrá una moderación de la actividad residencial frente a los que estábamos viendo con la salida de la pandemia.
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