
EEUU, como muchos otros países, está viviendo una situación en la que a sus ciudadanos les cuesta cada vez más poder acceder a una vivienda, ya sea en propiedad o en alquiler. Los precios en ambos mercados no paran de crecer en medio de una escasez de oferta, entre la falta de obra nueva y que mucha gente se lo piensa dos veces antes de poner su vivienda en venta, ante los actuales tipos de interés hipotecarios.
Justo ahora que se acercan las elecciones a la presidencia de EEUU del próximo 5 de noviembre, la vivienda ha entrado de lleno en la campaña presidencial.
La candidata demócrata Kamala Harris ha hecho de la vivienda una de las pocas áreas en las que ha ofrecido propuestas relativamente detalladas, que incluyen créditos para los constructores que levanten viviendas y 25.000 dólares de ayuda para el pago inicial para determinados compradores. Su rival, el republicano Donald Trump, ofrece terrenos federales del Estado para el desarrollo de viviendas y ha prometido ayudar a mejorar la asequibilidad eliminando normativas.
Estas ideas son una propuesta para un electorado que se enfrenta una dura realidad: la asequibilidad de la propiedad de una vivienda alcanzó en octubre su nivel más bajo desde al menos 2006, y todavía ronda ese nivel, según un índice de la Reserva Federal de Atlanta. Esto refleja en parte la política de la Fed de mantener tipos de interés más altos para controlar la inflación, pero también una grave escasez de oferta que se ha estado gestando desde el colapso del mercado inmobiliario de 2008.
En los próximos meses están en juego los votos de millones de compradores e inquilinos frustrados, sobre todo en los Estados en disputa que podrían determinar quién llega a la Casa Blanca y qué partido controla el Congreso.
A largo plazo, sin una mayor oferta de viviendas, las ciudades estadounidenses se enfrentan a la posible pérdida de profesionales que no puedan permitirse vivir donde trabajan. Y, como en otros países del mundo que se enfrentan a restricciones de vivienda, muchos votantes podrían perderse la acumulación de riqueza que la propiedad de una vivienda ha proporcionado durante generaciones.
Campaña en los Estados clave para las elecciones en EEUU
En los Estados clave como Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania o Wisconsin, el pago mensual medio para los compradores de vivienda casi se ha duplicado desde las elecciones presidenciales de 2020 hasta un récord de 2.161 dólares (1.941 euros), según un informe del pasado mes de julio de Redfin.
Una encuesta de Bloomberg News para estos siete Estados revela que los votantes afirman que la economía es su principal prioridad en las elecciones de 2024. En agosto se les preguntó por qué factores económicos tienen más peso en las urnas, y los votantes de estos estados clave seleccionaron los costes de la vivienda con más frecuencia que el desempleo, el aumento de los salarios o los tipos de interés.
El partido demócrata, en particular, parece haber prestado atención a este tema. Harris se apresuró a mencionar su plan de vivienda en su primera respuesta durante el último y único debate por el momento con Trump.
La vicepresidenta puede tener una cierta ventaja que puede tratar de aprovechar: los votantes de los estados clave en la encuesta de Bloomberg afirmaron que confiaban en Harris por encima de Trump para manejar los costes de la vivienda por un margen de 4 puntos.
"Sé lo que significa ser propietario de una vivienda y, lamentablemente, en este momento está fuera del alcance de demasiadas familias estadounidenses", destacó Harris en el nuevo anuncio de campaña. “Terminaremos con la escasez de viviendas en Estados Unidos construyendo 3 millones de nuevas viviendas y casas de alquiler”.
Los planes de Harris también incluyen “tomar medidas contra los propietarios corporativos y los bancos de Wall Street que aumentan los alquileres y los costes de la vivienda para reducir los precios para nuestras familias”, agregó Dan Kanninen, director de su campaña, en una declaración enviada por correo electrónico. “Pero con Trump, la vida solo se volverá más cara, con su agenda del Proyecto 2025 aumentando los costes de la vivienda de millones de estadounidenses mientras sus amigos ricos se benefician”.
Trump: “La Administración Biden (y Kamala Harris) es la que ha provocado la crisis de asequibilidad de la vivienda”
Aun así, no será fácil para Harris ganar puntos políticos con su plan, ni implementarlo, si gana la Casa Blanca. En la encuesta de Bloomberg News, su plan de asistencia para el pago inicial fue ampliamente favorecido por los demócratas que componen su base, pero tuvo menos atractivo entre los encuestados independientes e indecisos. Eso sugiere que el plan es más potente entre los votantes que ya están del lado de Harris.
Trump también criticará el plan de Harris en la campaña electoral, argumentando que ella y la administración del presidente Joe Biden causaron la crisis de asequibilidad de la vivienda.
El expresidente "tiene un plan real derrotar a la inflación, reducir las cuotas hipotecarias y hacer que la compra de una casa sea drásticamente más asequible", afirmó Karoline Leavitt, su secretaria de campaña. Agregó que los "inmigrantes ilegales" están aumentando los costes de la vivienda, pero Trump "reducirá los impuestos para las familias estadounidenses, eliminará regulaciones costosas y liberará porciones apropiadas de tierra federal para la vivienda".
En cuanto a la implementación de las propuestas de Harris, Mark Zandi, economista jefe de Moody's Analytics y que asesoró a su campaña, comenta que tendría sentido que la ayuda para el pago inicial se diera solo después de una expansión de la oferta. “De lo contrario, podría simplemente avivar la demanda y, por lo tanto, aumentar aún más los precios”. Si bien un período de cuatro años podría ser un cronograma ambicioso para construir las 3 millones de viviendas prometidas, Zandi añadió que es posible que sean de cinco a ocho años.
En cuanto a la probabilidad de que estas propuestas sean aprobadas por el Congreso, Zandi amplío que la estrategia de centrarse en soluciones del sector privado, como el crédito fiscal para los constructores, tendrá la ventaja de atraer a los legisladores de ambos partidos.
Además, los constructores necesitarán mano de obra, materiales y otros recursos, que ya están siendo utilizados por proyectos de infraestructura y fabricación. “Pero con las exenciones fiscales del gobierno en juego, ese es un gran incentivo para determinar las limitaciones laborales", agregó el economista jefe de Moody's Analytics.
Trump tendrá sus propios desafíos para avanzar en este tema. Las tierras federales que son el centro de su plan suelen estar situadas lejos de las áreas metropolitanas con abundantes puestos de trabajo. Además, el papel de los inmigrantes en el mercado inmobiliario es totalmente matizable.
Los recién llegados alimentan la demanda, pero en algunos mercados como Nueva York, también son una fuente importante de mano de obra de la construcción y, por tanto, serían fundamentales para los esfuerzos por aumentar la oferta.
Además, cualquiera que sea el candidato que gane la Casa Blanca, seguirá enfrentándose al problema de una maraña de regulaciones locales y ordenanzas de zonificación que a menudo están condicionadas por la inclinación política de una zona, los cambios demográficos y la composición socioeconómica. Estas normas locales desempeñan un papel clave en el estímulo o la apatía en los inicios de la construcción de viviendas.
Escasez de 7,3 millones de viviendas de alquiler asequibles en EEUU
Hasta el momento, los constructores se han centrado en unidades a precio de mercado, incluidos muchos estudios y apartamentos de un dormitorio de mayor precio para jóvenes solteros adinerados.
Mientras, lo que escasea es la vivienda asequible: la Coalición Nacional de Vivienda para Personas de Bajos Ingresos estima que en EEUU hay una escasez de 7,3 millones de viviendas de alquiler asequibles para inquilinos con ingresos extremadamente bajos.
Las raíces de la crisis de la vivienda actual se arraigaron hace más de una década. Después de la crisis financiera de 2008, consecuencia de la burbuja inmobiliaria, los proyectos de construcción se frenaron drásticamente y muchos trabajadores abandonaron el sector.
Sin embargo, las condiciones más recientes han aumentado la tensión y han contribuido a poner este problema en el centro de atención nacional. En particular, los altos tipos de interés han convencido a muchos propietarios de viviendas a quedarse, lo que ha provocado que las ventas anuales de viviendas existentes caigan en 2023 al nivel más bajo en casi 30 años.
La crisis “se ha potenciado y se ha agudizado como consecuencia de la pandemia, la inflación, los tipos de interés y todo lo que conocemos”, concretó Patrick Gaspard, presidente del grupo de expertos Center for American Progress.
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