Son las 11:00 de la mañana y es tiempo de recreo. En un colegio público de El Boalo no solo se escuchan a los chavales gritar detrás de la pelota. Al fondo del patio, el cacareo de las gallinas atrae a los más pequeños que miran el pequeño corral adosado al centro escolar. Detrás, está la pequeña huerta con acelgas, patatas, ajos, guisantes y habas. Los chavales son los que se encargan de llevar los restos del comedor al avicompostero y los padres se turnan para cuidar los animales y las hortalizas. El Boalo es uno de los pueblo más sostenibles de España y el número uno de Madrid.