Empezó estudiando Arquitectura, pero nunca terminó la formación, el mundo de las flores le tentaba demasiado. Acabó siendo florista, primero en Amberes y luego en Madrid.
Su negocio, Flores Carlos de Troya, ocupa un local que antes fue una joyería, de ahí una espectacular lámpara y esa escalera casi señorial que baja a la planta sótano donde hay una caja fuerte. Comenta que a los clientes tal vez les echa para atrás, de primeras, el local en tonos chocolate, quizás un tanto oscuro (el interiorismo corrió a cargo de su amigo Eriko Navazo), pero que una vez pasan al interior se sienten a gusto y se quedan un rato. Y no nos extraña porque la floristería de Carlos de Troya no es mal sitio para pasar un rato, pararse, dejar fuera el mundanal ruido de la ciudad, y dejarse llevar por el aroma de las flores: nardos, lirios…
De Troya nos ilustra en esta entrevista sobre cómo cuidar las flores que nos llevamos a casa para que duren más, y nos da consejos sobre cómo debiera ser la decoración en casa ahora que se acerca la Navidad. Una pista: no todo son dorados ni rojos...
Empezó formándose en Arquitectura
Estaba estudiando Arquitectura y Bellas Artes y bueno, ya llevaba un rato haciendo cosas de Bellas Artes y pensé que era una opción para tener una formación más completa. Pero me pudo el tema de lo digital y estar con el ordenador, no era un medio en el que me sentía cómodo.
¿Por qué flores?
Siempre quise ser florista desde niño, era algo que me había llamado la atención. Y cuando llega un momento que te das cuenta que no tienes que demostrar nada a nadie y que puedes hacer un poco lo que te apetezca, busqué opciones dentro del mundo de las flores. Me fui a vivir a Bélgica, a Amberes y ahí empecé a trabajar con un florista muy bueno y hasta la fecha.
¿Cuánto lleváis en este local?
Aquí llevamos dos años y medio. Antes estábamos en Conde Duque y nos mudamos aquí justo después de la pandemia. El local es bastante grande, tiene dos plantas, te permite trabajar haciendo montajes abajo, tener la parte de desorden que no se ve. Está enfrente de un hospital. El hecho de que fuese un barrio con poder adquisitivo alto era una opción también.
Ha hecho eventos con marcas muy conocidas…
Creo que nos empezó a ir bien desde el principio. Cuando llegamos volvimos de Amberes y nos instalamos el estilo que teníamos era bastante marcado. Trabajamos mucho la temporalidad, la mezcla de colores. Y desde el principio empezaron a sacarnos en medios y nos fueron llamando de un lado y otro. Creo que con los primeros que trabajamos fue con Loewe. Y bueno, luego han ido sucediéndose distintas marcas. Ahora la semana pasada estuvimos con Suárez. Tenemos bastante clientela, la verdad es que los catalogamos por cuanto les gustan las flores, no por cuán importantes puedan o no ser.
¿Y cómo es ese ranking?
Bueno, hay gente que le encanta, que siempre que puede regala flores, no va a ir a comprar un regalo de cumpleaños que no sea flores y se toman mucha molestia en darte unas pautas para conseguir que gusten las flores. Luego está el que las compra para ellos, pasan cada semana para llevarse aunque sea unas pocas flores para un jarrón pequeñito. Luego están los que compran flores en unos determinados momentos del año y luego los que compran por compromiso, porque van a una cena o porque tienen que agasajar de alguna forma.
¿Qué errores cometemos con las flores?
Lo que no hace la gente cuando se lleva flores a casa es cambiarles el agua cada día o cada dos días, es la clave para que duren más. Y darles un corte al tallo para que vuelva a oxigenarse, porque el poro enseguida se cierra y de esa forma dura más. Luego también hay el que es súper cuidadoso con la flor y de repente evita las horas de luz, las mueve. A mí una cosa que me parece muy mágica es cuando convives con el ramo y lo vas cambiando en las distintas partes de la casa, es como volver a disfrutarlo cada día. Hoy lo tienes en el salón, mañana lo puedes pasar a la cocina. De repente se pone un poquito malo y lo divides en dos. Jugar con la flor es algo divertido.
Se acercan las Navidades, ¿qué flores y decoraciones recomienda para las fiestas?
Algo que estaría bien, al ser algo tan familiar o entre amigos, sería divertido que las decoraciones navideñas se hiciesen como algo comunitario donde cada uno aporta igual unas piñas que se ha encontrado en un paseo por la sierra, otro lleva unas castañas, otro lleva unas ramas.. y entre todos construir algo, sobre todo un poco para evitar los tópicos. Creo que hemos caído en los tópicos navideños donde las decoraciones son siempre iguales, esos toques de dorado, de plateado, un poquito de rojo. Si entre todos hiciésemos una decoración navideña saldrían cosas mucho más divertidas.
¿Cuál es la flor que más le gusta?
Me gusta mucho el cardo y luego, según la estacionalidad, las dalias en verano, los tulipanes ahora en invierno.
Háblenos de este local…
Del interiorismo se encargó Erico Navazo, es un gran decorador y aparte tenemos la suerte de ser muy buenos amigos. Al principio, cuando nos propuso cosas como el color chocolate de las paredes se nos hacía un poco difícil, pero supimos confiar en él y al final ha sido un acierto. Luego supo crear ambiente con esta lámpara tan antigua que ya estaba. Creó este mostrador de ladrillo que para mí tiene mucho valor emocional porque mi abuelo tenía una fábrica de ladrillos. Es un espacio hecho con muy poco y ha conseguido que tenga una atmósfera bastante especial. La gente le gusta venir y estar. Te das cuenta de que vienen a por flores y les gusta echar un rato aquí y se sienten cómodos y tranquilos. Igual desde fuera es el que no conoce el espacio le intimida un poco entrar porque igual es un poquito oscuro. Pero una vez que conoces el sitio y entras es bastante amable. La escalera es la que estaba, antiguamente fue una joyería, por eso tiene creo, esa solera así de cosa buena.
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