Carlos de Troya, florista: “Hemos caído en los tópicos navideños y las decoraciones son siempre iguales”
Empezó estudiando Arquitectura, pero nunca terminó la formación, el mundo de las flores le tentaba demasiado. Acabó siendo florista, primero en Amberes y luego en Madrid. Su negocio, Flores Carlos de Troya, ocupa un local que antes fue una joyería, de ahí una espectacular lámpara y esa escalera casi señorial que baja a la planta sótano donde hay una caja fuerte. Comenta que a los clientes tal vez les echa para atrás, de primeras, el local en tonos chocolate, quizás un tanto oscuro (el interiorismo corrió a cargo de su amigo Eriko Navazo), pero que una vez pasan al interior se sienten a gusto y se quedan un rato. Y no nos extraña porque la floristería de Carlos de Troya no es mal sitio para pasar un rato, pararse, dejar fuera el mundanal ruido de la ciudad, y dejarse llevar por el aroma de las flores: nardos, lirios…