El surgimiento de Donald Trump como hombre de éxito forjado en la despiadada Gran Manzana vino de manos de sus operaciones inmobiliarias. Éstas fueron en general ruinosas hasta que decidió dedicarse a un negocio de bajo riesgo cediendo su marca a otros promotores inmobiliarios. Ahora en la Casa Blanca está aplicando el manual negociador que aprendió en su recorrido en el sector privado, algo que, pese a ser recibido con optimismo por los mercados, ahora levanta serias dudas.