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Después de cuatro años en Madrid, el corresponsal de Financial Times se va a otro destino. Su último reportaje es un canto a una ciudad de “largas comidas y largas noches”, donde la gente te hace sentir como uno de ellos, y que posee muchos sitios con encanto.

Tobias Buck llegó a Madrid en diciembre de 2012, cuando la economía española estaba viviendo momentos de ruina económica. El Gobierno acababa de inyectar miles de millones de euros en la banca, gracias a la ayuda de los socios europeos. El desempleo rozaba el 27% de la población activa.

Una de las primeras imágenes dolorosas de esta situación la vivió el corresponsal cuando llevaba a su hijo a casa: “Había un grupo de gente haciendo cola a las afueras de una iglesia donde se servía comida, y no todos ellos estaban mal vestidos”. Cada vez había más tiendas cerradas, lo que revelaba la profundidad de la crisis.

Sin embargo, había algo que le sorprendía a Buck. “Había mucha rabia, claro, y se proyectaba a la gente que salía en la tele, pero no se veía en la calle. Los españoles culpaban a los corruptos políticos y a los banqueros sin frenos que crearon esta locura, y a esos austeros funcionarios sin piedad de Bruselas y Berlín que les estaban diciendo cómo salir de la crisis”. Pero Buck nunca vio en Madrid malas palabras contra los africanos que vendían CDs pirata en la calle, o contra una extranjera que pedía dinero a la salida de los supermercados. “Madrid y el país entero afrontaron la crisis con dosis de solidaridad y bondad que son difíciles de olvidar”.

Por ello y por muchas cosas más, el periodista cree que Madrid “es una ciudad maravillosa para visitar y un sitio aún mejor para vivir”. “De todas las capitales de Europa, es probablemente la más tranquila y con menos prisas. Es una ciudad de largas comidas y largas noches, y donde la gente camina con lentitud y se detiene frecuentemente, sin esa eficiente forma de ‘apartarse a la derecha-caminar por la izquierda’ que se ha inculcado en ciudades como Nueva York o Londres.

Lo que le sorprende al corresponsal es que Madrid es una ciudad donde la gente te conoce y se deja conocer. “Por ejemplo, el pescadero recuerda que tu pareja tuvo una operación de riñón y te pregunta por su recuperación. El camarero recuerda cómo te gusta el café. La recepcionista de la ofi sabe cuál es tu equipo de fútbol, y el vigilante sabe qué personaje de dibujos animados le gusta a tu hijo y le ha traído unos adhesivos”. “Todo el mundo te da consejos, discute y habla contigo. Todo es asunto de todos, para bien o para mal. La mayor parte para bien, pienso”, dice el periodista.

Alojado en un piso del barrio de Malasaña, cuenta cómo pasó de ser un barrio de vida salvaje y calles llenas de droga en los ochenta, a “el sueño de los hipsters”, con tiendas donde se pueden encontrar bicicletas vintage, discos de vinilo o una edición limitada de sneakers (zapatos de goma de EEUU).

El periodista reconoce que echará mucho de menos la comida, el museo del Prado, el elegante parque del Retiro, el restaurante donde solía comer por 10 euros, la estación de Atocha donde tomó tantos trenes, la cerveza servida bien fría en pequeños vasos, y, por supuesto, el jamón que no es algo que se come sino “un universo que se descubre” (en una foto, Buck aparece delante de una tienda de jamones a propósito).

Y que no falte el fútbol. Con mucha añoranza, Buck afirma que ya echa de menos la larga caminata hacia el Vicente Calderón, los aullidos de los seguidores del Atleti y la mano de su pequeño hijo apretándole. Y volver a Malasaña por la noche, viendo aún la gente charlando en las estrechas aceras, y, a pesar de la crisis, resistir hasta que llega el día.

El periodista se despide con sus lugares favoritos: la sala 67 del Prado, con las pinturas negras de Goya; Madrid Río, esta inmensa explanada que se construyó sobre el túnel de la M-30; y el Mercado de la Paz en Salamanca, y el de Barceló.  Por último, ofrece los precios medios de los pisos en Madrid, y da información sobre su sistema de impuestos, “uno de los mejores para los consumidores extranjeros”.
 

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1 Comentarios:

David
28 Julio 2017, 15:57

En mi modestísima opinión Tobias Buck ha sido un digno corresponsal. Su enamoramiento a la Ciudad de Madrid parece que no le ha distorsionado la objetividad y ha sabido tener una visión global del país más halla de la miopía que produce el moverse en ambientes circulares del centralismo.

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