Hay una ciudad en la que no predominan ni el cemento ni el asfalto, sino que la voz cantante la tiene un material mucho más ecológico y dulce: se trata de Gingerbread City. En Londres se ha desarrollado este innovador proyecto que apuesta por un diseño urbano sostenible, basado en las galletas de jengibre. Y, como complementos, encontramos regaliz, polvo de azúcar y otros sabrosos elementos de construcción.