Nueva York, 1917: la Sociedad de Artistas Independientes organiza una exposición declarando que se exhibirían todas y cada una de las obras que se fueran a presentar. Duchamp, que formaba parte del comité de exhibición, envía un urinario blanco de porcelana, firmándolo con el seudónimo R. Mutt y titulándolo “Fuente”. La pieza generó gran revuelo, rechazaron exhibirla pero muchos años después, en 2004, este sanitario blanco inmaculado fue elegido como “la obra de arte más influyente del siglo XX” por 500 reputados profesionales del sector.
Hemos escogido esta historia para introducir al lector en el gran debate sobre lo que puede o no considerarse arte, tema que ha generado y seguirá generando ríos de tinta. Otro gran debate es cuál debe ser el objetivo del arte (suponiendo que tenga que tener alguno más que entretener al espectador). Y no puede faltar la polémica de si el arte debe tener o no límites (tema muy de actualidad)… Podríamos llenar folios y folios hablando de esto pero en realidad nos sirven de excusa para hablarles del único museo del mundo que gira en torno a las anteriores cuestiones, puesto que reúne obras prohibidas, censuradas, algunas incluso, atacadas por el público. Muchas de artistas poco conocidos pero otras de Picasso, Goya, Banksy…
Podríamos decir que el Museu de l’Art Prohibit es la pinacoteca de la polémica: abrió sus puertas en el Eixample de Barcelona hace unos meses en una preciosa morada, la casa Garriga Nogués, un edificio declarado BIC obra del arquitecto Enric Sagnier. Con lo cual la visita es doblemente interesante, no solo por las obras de arte sino por el imponente edificio en el que se halla.
Recibe a Idealista News la directora del museo, Rosa Rodrigo, que anteriormente trabajó en el Museo Reina Sofía de Madrid.
Este museo, ¿es único en el mundo?
Pues sí, es el único museo en el mundo que acoge piezas artísticas de artes plásticas que tienen una peculiaridad: han sido en algún momento de su devenir histórico censuradas, prohibidas e incluso atacadas.
¿Cómo surge la idea?
Como muchas de las cosas maravillosas de la vida, no es algo predeterminado. Todo es obra de Tatxo Benet, un empresario del sector audiovisual que es coleccionista de arte contemporáneo. En un momento concreto adquirió una obra en ARCO, Presos políticos de Santiago Sierra que unas horas después fue censurada. Hubo una gran polémica y entonces, a raíz de esto le surgió curiosidad y fue rastreando si había pasado más veces y efectivamente. Empezó a buscar más activamente piezas de este tipo y a comprar en pequeñas cantidades hasta que compró Silence, una obra de Zoulikha Bouabdellah, una creadora franco ruso argelina. Esta obra es de gran formato, es una instalación y ahí se dio cuenta de que empezaba a tener una capacidad de generar un relato hacia los visitantes y el mundo artístico, y que necesitaba un espacio para exhibirlo.

¿Cuántas obras pueden verse aquí?
La primera exposición tiene 42 obras. La colección completa tiene alrededor de 300 piezas de diferentes formatos: esculturas, pintura, grabado, video instalación, etcétera.
¿Cuál es el objetivo del museo?
Generar un contenido y exposiciones interesantes para el visitante pero también creemos que podemos aportar algo, ayudar a generar debates alrededor de la censura. A lo largo de este año vamos a tener un ciclo de debates y de actividades de diferentes disciplinas.
¿Por qué eligieron este edificio?
El edificio es muy interesante y nos complementa. Se buscó un edificio céntrico, que fuese de fácil acceso al visitante. La casa Garriga Nogués está en justo en el cuadrado de oro de la ciudad, en pleno Eixample y cerca y próxima a los principales ejes comerciales y museísticos. Además la casa tiene mucha personalidad.
Háblenos de esa personalidad.
Esta es una casa que fue creada para para habitarla. La creó el banquero Garriga Nogués a principios del siglo XX. El arquitecto es Enric Sagnier, un arquitecto muy interesante que tiene mucha obra, es de los más prolíficos de la ciudad en cambio no tiene tanta fama y difusión como los arquitectos modernistas. Esta casa está pensada para vivir, tiene un hall una primera planta donde residía la familia… Y tiene espacios muy bonitos, pero muy de principio del siglo XX, la típica sala de billar, el gran comedor con colores como muy pastel, con suelos maravillosos pero con mucho color. Para nosotros ha sido un reto museográfico porque las obras nuestras tienen mucha personalidad, tiene mucho impacto y convivir con esta explosión de color ha sido un reto, conseguir ese equilibrio y que ambos relatos, el de la casa y el de la exposición, converjan y sumen.

¿Qué obras pueden verse aquí? ¿Hay alguna que genere más interés?
Hay una creadora, Zoya Falcova, su obra muy interesante y notamos por la interacción de los visitantes con ella en redes sociales, que es muy apreciada. La de Zoulikha también, Eugenio Merino, Abel Azcona, hay un montón. La verdad es que prácticamente todas.
Tenéis incluso una obra colocada en la terraza.
Sí, un coche de Nuria Güell y Levi Horta. Maravilloso. Fue un reto entrarlo, está ubicado en la terraza, es una terraza fantástica, las típicas terrazas del Eixample y. Son dos creadoras conceptuales, y se propusieron un trabajo de investigación en el cual querían analizar la pervivencia de símbolos franquistas en nuestra sociedad. Entonces generaron un vehículo con símbolos preconstitucionales y quisieron que este coche rodase, porque era parte de su reflexión y de su proyecto, por las calles de Figueras. Bueno, obviamente la alcaldesa no le pareció una idea adecuada y no les dejo rodar. El coche fue adquirido y ahora está expuesto en nuestra terraza.

Algunas de vuestras obras fueron dañadas por el público en sus primeras exposiciones. ¿Habéis tenido algún problema con el público desde vuestra apertura?
Todavía no, toco madera, perdonad la expresión, no hemos tenido ningún problema ni con autoridad ni con el visitante.
Comentaba que en alguna de ellas la censura ha venido del propio artista, auto censura, más que de fuera, ¿cree que hoy hay más?
Siempre ha habido censura y autocensura. La autocensura probablemente es una de las censuras más complejas para la sociedad de afrontarla, porque es el propio creador que no se atreve por motivos X a llevar adelante su proyecto artístico.

Una de las obras ha sido censurada por el movimiento MeToo, ¿hay que ser capaces, no solo en el arte también en otras disciplinas, de separar la obra de la figura del artista?
Ese es un gran debate que la sociedad tiene que afrontar. Nosotros mismos, internamente también hemos tenido nuestras propias discusiones. Yo personalmente, es una opinión mía personal, creo que la creación tiene que tener libertad total, ya tenemos bastantes complejidades. Por ejemplo, Andrés Serrano fue muy prohibido y cancelado por su manera de trabajar, con sus fluidos, con sus materias orgánicas. Cuando le preguntaban a una divulgadora de la BBC, Sister Wendy, que era monja, su opinión sobre este tipo de obras que pueden ser consideradas blasfemas respecto a la religión católica. Ella lo dejó muy claro, la creación artística está por encima del filtro social, porque no dejan de ser filtros o capas que vamos colocando.
