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Las socimis europeas han unido fuerzas para reivindicar su papel en Europa. Estos vehículos de inversión han sido unos agentes clave en la dinamización del sector en plena recuperación económica y, según explican, están creando miles de empleos y proyectos y proporcionan unas rentabilidades muy jugosas a sus accionistas.

Según las cifras que aportó EPRA, la asociación que engloba al 95% de las empresas inmobiliarias cotizadas en Europa, durante unas jornadas sobre el sector inmobiliario celebradas en Madrid, el Viejo Continente es el segundo mercado mundial por número de grandes sociedades cotizadas (su índice cuenta con 103 miembros, frente a los 148 que existen en Norte América y a los 80 de Asia Pacífico), aunque por valor de mercado baja hasta la tercera posición: el del mercado americano supera los 681.000 millones de euros, frente a los 331.000 millones asiáticos y a los 224.000 millones comunitarios.

En Europa, explica EPRA, ese centenar de sociedades proceden de 20 países diferentes e invierten en un total de nueve sectores (retail, vivienda, oficinas, logística, hoteles...). En sus carteras tienen nada menos que 12.000 activos, lo que demuestra que la diversificación es una de sus señas de identidad y de que su participación en el ladrillo está siendo muy elevada. Los datos de mercado cifran en un 5% el porcentaje de propiedad de las socimis en el parque inmobiliario total europeo.

¿Y en qué se traducen estas cifras para la economía y la sociedad? Según EPRA, en 2017 el sector del real estate creó más de un millón de empleos en Europa (entre directos, indirectos, inducidos...) y generó decenas de proyectos en distintos países que contribuyen a regenerar los edificios y a innovar en los desarrollos urbanos. En resumidas cuentas, asegura el sector, ayudan a cubrir necesidades sociales y a transformar las ciudades.

Pero si hay un colectivo que se está beneficiando de su actividad ese es el de sus accionistas, que a las alegrías anteriores también pueden sumar los dividendos y la revalorización de las cotizadas a medio plazo.  

¿La prueba? Según la comparativa que aporta EPRA con datos de cierre de 2017, a un plazo de cinco años la rentabilizad anualizada de las socimis europeas se situó en el 12,5%, frente al 10,6% registrado por el promedio del equity comunitario y al escaso 4% de la deuda pública. Esa diferencia se mantiene en los plazos a 10, 15 y 20 años.

A ello se añade el atractivo que proporciona la rentabilidad por dividendo: la media de los últimos cinco años de las socimis que cotizan en el índice europeo se sitúa en el 4,1%, casi el doble que en el caso de los índices que agrupan bonos públicos y corporativos de más de 10 años y medio punto más que el promedio del índice bursátil Ftse All World Europe, que agrupa acciones de todo el continente.

Con estas cifras sobre la mesa, la EPRA defiende las bondades de invertir en el sector a través de sus cotizadas. “Cuando invertimos en estas sociedades invertimos en propiedad, en activos tangibles y en el ladrillo real, y cuando vemos los resultados a medio y largo plazo, observamos que han tenido mejores resultados que las acciones tradicionales o los bonos soberanos. En Europa estamos demostrando que tenemos crecimiento a largo plazo tanto por rentabilidad como por dividendos”, sostiene Dominique Moerenhout, CEO de EPRA.

Su tesis también la defienden los gestores de fondos. Para Luis Buceta Casteleiro, director de inversiones de Banco Alcalá Wealth Management, “esta es una manera de conseguir exposición a activos diferentes, diversificar cartera y conseguir dividendos atractivos”.

Lo mismo opina José Ramón Iturriaga, uno de los gestores de fondos más famosos de España y que lidera varios fondos de Abante Asesores, que en una entrevista a idealista/news desgranó las ventajas de invertir en el sector inmobiliario a través de la bolsa para limitar riesgos.

España, un ejemplo a seguir

España es uno de los países donde más éxito están teniendo las socimis, a pesar de que esta figura llegó años más tarde que a Holanda, Alemania, Francia, Reino Unido o Italia. De las más de 50 socimis que hay actualmente en el mercado doméstico, solo las cinco grandes están dentro de EPRA (Merlin, Colonial, Axiare, Hispania y Lar) y hacen de nuestro país el sexto más importante del Viejo Continente en lo que a sociedades de este tipo se refiere.

¿Y por qué es un caso de éxito? La respuesta está en que estos vehículos han dinamizado el sector en uno de sus peores momentos, han invertido miles de millones de euros en activos, están rehabilitado cientos de edificios por todo el país y están desarrollando diferentes estrategias para ayudar en la transformación de las ciudades. Y todo esto se ha reflejado en bolsa: el índice que agrupa a los cinco pesos pesados españoles ha subido hasta un 30% más que el índice europeo en los últimos cuatro años.

Es por eso que otros países como Portugal tienen previsto replicar un modelo similar a la hora de crear una regulación específica para estos vehículos. Desde el sector prevén presionar al Gobierno luso para que la regulación entre en vigor antes de las elecciones generales que se celebrarán el año que viene.

Con todo, los expertos sostienen que las socimis en Europa aún están al principio del camino y, por tanto, les queda recorrido para llegar a su madurez. A corto plazo se esperan más salidas a bolsa, más especialización y una gran entrada de dinero en el sector.

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