
El primer ministro portugués António Costa pondrá fin a la concesión dela golden visa a extranjeros, después de haber amenazado en noviembre y a pesar de las peticiones del sector inmobiliario de que sólo se hicieran ajustes en el programa. El primer ministro ha anunciado que este régimen de permisos de residencia para extranjeros (ARI) dejará de estar en vigor, según sus palabras, con el "objetivo de acabar con la especulación inmobiliaria". El líder del Gobierno socialista, con mayoría absoluta, ha aclarado en una rueda de prensa en el Palacio Nacional de Ajuda, en Lisboa, que lo que está en juego es el fin de la "concesión de nuevos visados oro".
En el caso de las licencias ya existentes, se mantendrá una renovación limitada, según determinadas condiciones. "En cuanto a los visados 'oro' ya concedidos, (...) sólo habrá lugar a la renovación si se realizan inversiones inmobiliarias en la vivienda propia y permanente del propietario o para descendientes, o si se garantiza la puesta del inmueble en el mercado de alquiler a largo plazo", ha detallado António Costa.
El pasado mes de noviembre António Costa admitió poner fin al régimen de visados oro, argumentando que el programa puesto en marcha en 2012 podría haber cumplido ya su función. Y pidió a un grupo de trabajo interministerial que estudiara la cuestión, decidiendo ahora avanzar en esta dirección.
Hace un año los visados de oro ya eran más limitados
Esta decisión del Gobierno de poner fin de forma casi definitiva al programa de visados oro -que ha contribuido a impulsar la economía del país y el sector inmobiliario en la última década- se produce después de que el año pasado ya aplicara medidas restrictivas a los beneficios del programa. Desde enero de 2022, la concesión de ARI sólo se permitía en la compra de viviendas fuera de los grandes centros de las ciudades.
Desde entonces, la compra de viviendas solo ha seguido siendo elegible para visados de residencia en territorios del interior o en las regiones autónomas de Azores y Madeira, dejando fuera a Lisboa y Oporto, las zonas tradicionalmente más atractivas para los inversores extranjeros.
El programa del visado de oro ha resultado atractivo porque, además de las atractivas condiciones del país, permite la circulación dentro del espacio Schengen y la posibilidad de traer a la familia. Para obtenerlo, el candidato debe realizar una inversión en Portugal que cumpla determinadas condiciones, como la transferencia de capital por un importe igual o superior a 1,5 millones de euros o la compra de un inmueble valorado en más de medio millón de euros, por ejemplo.
Los datos del SEF enviados a la agencia de noticias Lusa informan de que, entre octubre de 2012 y enero de 2023, Portugal concedió 11.628 visados oro, la mayoría de ellos a ciudadanos de:
- China (5.258)
- Brasil (1.178);
- Estados Unidos (558);
- Turquía (547);
- Sudáfrica (508).
Según el SEF, en el ámbito de los visados oro se concedieron 18.962 visados de residencia por reagrupación familiar, otorgados a familiares de un titular de permiso de residencia para que puedan vivir legalmente en Portugal.
SEF dice que en 10 años se han invertido alrededor de 6.000 millones de euros en la adquisición de bienes inmuebles, lo que ha permitido a 10.668 extranjeros adquirir un Permiso de Residencia de Inversión mediante la compra de una casa.
Entre octubre de 2012 y enero de este año, 938 extranjeros obtuvieron un visado de oro en Portugal a través de transferencias de dinero y 22 con la creación de puestos de trabajo.
En España Más País pide también eliminar este permiso de residencia
Más País Verdes Equo ha registrado una proposición de ley en el Congreso para eliminar los permisos de residencia a los extranjeros que compren una vivienda por valor de 500.000 euros, conocidos como 'golden visa'.
El portavoz de Más País en el Congreso, Íñigo Errejón, considera que estos permisos fomentan la "especulación" de los precios de la vivienda en España. Además, sostiene que estos permisos además no benefician a la economía nacional y "expulsan a la población local", generando un efecto en cadena "muy negativo" sobre el mercado de la vivienda. "Hay que acabar con este favoritismo", ha enfatizado.
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