
El número de casas terminadas sin vender se ha incrementado un 15% desde finales de 2008 y a cierre de 2009 se eleva hasta las 700.000, según los datos presentados por el ministerio de vivienda al consejo de ministros del pasado viernes
”Según el ministerio, la causa del crecimiento del stock ha sido la propia inercia del ciclo productivo “a pesar del ajuste de la oferta y de la estabilización de la demanda
El informe, pendiente de ser publicado por completo, constata que en 2010 parece haber culminado una parte importante del severo ajuste que ha sufrido el sector de la vivienda entre 2007 y 2009 entrando en una fase de mayor estabilidad. Así, la demanda de viviendas se incrementa desde el último trimestre de 2009 y el ajuste vía precios también muestra una tendencia a la estabilidad
No obstante, este documento refleja que no se puede descartar que en algunas zonas se registren ajustes a la baja durante este año, si bien con intensidad decreciente, puesto que la evolución de los precios está condicionada por una desigual distribución de la sobreoferta de viviendas
41 Comentarios:
Gracias por la explicación.
Un saludo.
Por lo que yo sé, el régimen de vichy, el colaboracionismo, ha sido prácticamente un tabú en Francia hasta hace bien poco.
Juicios hubo, algunos. Al escritor celine le juzgaron y encarcelaron. Petain había sido el héroe nacional en la primera guerra, un trago difícil de aceptar para Francia.
Pero la conciencia colectiva parece que durante décadas pasaba por encima. El mito de la resistencia, de que todo fue resistencia, etc. se ha escrito algo de esto en los últimos tiempos.
Cuando miterrand estaba aún en la presidencia, o al poco de dejarla y morir, se descubrió ese pasado al que alude gabacho y hubo gran revuelo tanto por el hecho como por haberse desvelado el hecho.
Respecto a garzón querría solo opinar respecto a algún detalle. El "juicio histórico", es decir, el análisis, la crítica, la censura, lo puede hacer todo el que quiera. Pero un proceso penal debe dirigirse contra alguien vivo y no es el modo de hacer "historiografía" (el arte de escribir historia). En un proceso penal se trata de investigar hechos concretos que se atribuyen a personas concretas (y vivas).
No sé de ningún caso en que alguien haya presentado una denuncia penal contra alguien presunto responsable de un delito (asesinato, tortura, detención ilegal, o el que sea) que siga vivo (los ha de haber aún, lógicamente, aunque sean pocos) y que el juzgado se haya negado a investigarlo.
Garzón no estaba investigando delitos concretos: a fulano de tal el día tal le hicieron esto y aquello.
Y fosas se pueden abrir sin proceso. Cuando se encuentran restos (hecho consumado) se avisa a la policía y punto. Ningún policía ni juez va a denegar la exhumación. En esto la ley aprobada por el psoe tiene algún mérito, aunque no debe ser en mi opinión la prioridad de un país que se está yendo por el desagüe económico en tiempo real, aquí y ahora.
Tampoco podía garzón abrir mega-macro-proceso para abrir fosas. Ver a un juzgado abriendo ¿Veinte mil fosas en toda España?, Con siete funcionarios en un juzgado centralizado en Madrid, parece bastante absurdo e irreal en cuanto a la posibilidad de conseguir el objetivo. Y repito, no puede haber un proceso penal para abrir fosas si no se está atribuyendo delito concreto a persona concreta y viva. Esto no significa que no se puedan abrir las fosas, pero el proceso penal no es el marco adecuado.
Para hacer eso que nombren a garzón relator especial de crímenes de la dictadura y le pongan doscientos o trescientos funcionarios; un cargo no judicial, administrativo.
Por otro lado, en mi opinión no es posible hacer un "juicio histórico" desde el poder público cuando todavía no hay un consenso social suficiente sobre los hechos o cuando una parte importante de la sociedad no acepta el enfoque con que se hace, por una razón u otra (niegan la culpa, aducen que los otros también hicieron lo suyo, o lo que sea).
"Juicio histórico" en el sentido al que aludía antes, o sea asunción del pasado histórico.
Esto sin entrar en la honestidad con que el poder público inicia y saca a la palestra el asunto.
Del punto de vista juridico, no tengo ni idea la verdad. Solo he hecho un comentario sobre el "Juicio" (que no tiene que ser penal) que a mi parecer hará un dia la sociedad española a 40 años de disctadura.
Yo no dudo de las graves carencias de la republica en su momento, ni de las atrocidades cometidas por los dos bandos. Digo solamente, que casi 40 años de dictadura , es mucho para escapar al juicio de la historia.
Pero la sociedad española es tan dichotomica (rojo-facha, españolista-nacionalista) que es dificil que se haga ahora, hace falta tiempo
Un saludo
Hola gabacho. El mío solo pretendía ser un comentario más. Efectivamente nada escapa al juicio de la historia.
Buenas noches y un saludo. Esperemos que otro día se apunte alguien más.
Garzón, un ariete contra la democracia
Como cabía esperar, las marchas en defensa del derecho de Garzón a prevaricar concluyeron en ataques directos contra las instituciones democráticas y contra la esencia de la democracia misma. Las proclamas oscilaban desde pedir la ilegalización del PP hasta procesar a los miembros del Tribunal Supremo. Nada, por cierto, que no cupiese anticipar desde que quien fuera fiscal en tiempos de Franco, Jiménez Villarejo, acusó a los miembros del alto tribunal de ser cómplices de las torturas.
Al final, certificada la muerte de Franco, parece que la causa general contra el franquismo que inició garzón se está transformando en una causa general contra lo que la izquierda reputa "herederos del franquismo". A saber, la derecha, que siempre les ha sobrado en su camino hacia la revolución, y la democracia española en su conjunto, sucesora directa de la reforma, que no ruptura, del régimen anterior.
Suele decir Carrillo que la derecha actual es idéntica a la del 36. Pero si algo se está volviendo cada vez más calcado a esa época es la izquierda y su pose crecientemente guerracivilista. No sólo por las consignas del estilo "No pasarán", sino por ese sentimiento de que las instituciones deben emplearse para acorralar a los enemigos de clase y que, cuando éstas fracasan en tal empeño, deviene legítimo rebelarse contra ellas. Sucedió en el 34 y se repite ahora, a menor escala, ante el temor de que el PP regrese al poder o lo mantenga allí donde no lo ha perdido todavía –de ahí la desproporcionada inquina contra Esperanza Aguirre– y ante lo que consideran una afrenta del Supremo contra uno de los suyos. Por eso Blanco, ministro de Fomento del Reino de España, se congratulaba equiparando al PP con los falangistas, porque así permite que la izquierda exhiba su lado más totalitario sin que una derecha caricaturizada como extremista la pueda acusar de ir contra la democracia.
Y es que la izquierda no parece entender, o no quiere aceptar, que en democracia todo el mundo debe estar sometido a las mismas leyes y que los fueros o los privilegios personales son algo propio del Antiguo Régimen o de las dictaduras modernas. Pero lo que buscan es precisamente la impunidad para los suyos, de modo los equilibrios institucionales y los contrapesos que conforman de un sistema democrático son obstáculos en el camino.
Por ejemplo, aparte de la mentira descarada ("se persigue a Garzón por querer investigar los crímenes del franquismo"), recurren a todo tipo de argucias para justificar simple y llanamente que Garzón debe ser intocable por la justicia española: desde que la Ley de Amnistía sólo resulta de aplicación a los criminales del bando republicano a que el delito de genocidio justifica la retroactividad de las leyes penales salvo para ellos.
Lo cierto es que nada le impide a Garzón blandir semejantes argumentos en su defensa durante la fase del juicio oral. El problema de las marchas guerracivilistas no es que traten de defender la inocencia de Garzón, sino que buscan descalificar el mero hecho de que sea juzgado. Ante la duda más que razonable de que el juez ha delinquido por prevaricación, niegan cualquier legitimidad al Supremo para encausarle. Pero como carecen de razones que expliquen por qué un individuo debe situarse por encima de la ley, su táctica pasa directamente por destruir las instituciones.
No basta, pues, con que los demócratas defiendan la independencia judicial (y menos con la boca pequeña como suele hacer Zapatero). La izquierda guerracivilista va más allá de presionar al Supremo para que absuelva a Garzón. Su objetivo es socavar la legitimidad misma del Alto Tribunal para enjuiciar a un ciudadano español de izquierdas. La misma táctica, dicho de sea paso, que puede observarse en los nacionalistas con respecto al Tribunal Constitucional: no debe ser competente para enjuiciar una norma catalana.
Garzón, en el fondo, les importa bastante poco. Lo esencial es romper los pactos sobre los que se asentó la Transición para marginar y perseguir a los enemigos de la izquierda. Por eso la democracia y las instituciones les sobran; por eso no dudan en atacarlas abiertamente con la complicidad cada vez menos oculta del Gobierno. Al fin y al cabo, fue Zapatero y su legislación de "memoria histórica" la que dio el pistoletazo de salida para todo este aquelarre.
La polémica por el uso del velo islámico en los centros de enseñanza, como ha ocurrido recientemente en un instituto de la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón, es un ejemplo, otro más, de cómo la coacción institucional provoca más problemas que los que pretende resolver.
Vaya por delante nuestro respeto a las decisiones individuales de los ciudadanos respecto a su indumentaria o sus prácticas religiosas, si bien es cierto que en el caso del velo musulmán portado por niñas resulta difícil determinar hasta qué punto es una decisión de las jóvenes o una imposición parental para respetar determinados usos socioreligiosos. En todo caso, estas cuestiones no se resuelven con la redacción de nuevas leyes para imponer una regla uniforme según el particular criterio del partido en el poder, sino, como ha hecho acertadamente la Comunidad Autónoma de Madrid, dejando que los propios centros, de forma independiente, decidan sobre las normas internas que deben regular la convivencia de la comunidad escolar. En última instancia, esa decisión equivale a permitir que los padres decidan el modelo de contexto educacional que quieren para sus hijos, y nada hay más sano ni más apropiado que los propios ciudadanos decidan libremente cómo quieren ordenar su vida y la de los suyos.
Ahora bien, dicho esto, es también necesario constatar, una vez más, la profunda hipocresía de los socialistas a la hora de tratar asuntos que afectan a los derechos y libertades de los ciudadanos, especialmente en todo lo que se refiere a las creencias religiosas particulares y el respeto que el Estado debe observar hacia ellas.
El gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero está inmerso en una cruzada permanente contra los principios y valores que informan nuestra civilización, imposibles de desligar del legado cristiano sedimentado a través del paso de los siglos, mientras que se muestra extraordinariamente próvido con otras culturas, incluso si hacen gala de un profundo desprecio por los derechos y libertades de las personas, como ocurre con el islam. Si el laicismo radical de Zapatero exige la supresión de toda manifestación pública de la religión según las arcaicas tácticas del marxismo, debería explicar el por qué de su docilidad hacia una confesión teocrática como el islam que exige la sumisión de la vida civil a los preceptos de su fundador, lo que incluye el menosprecio hacia la mujer en todas las esferas. El perfectamente inútil ministerio de Igualdad también podría ilustrarnos sobre la curiosa forma en que sus grupos subvencionados de presión se felicitan de la existencia de nuestro país de unas prácticas que, sobre el papel, deberían ser los primeros interesados en erradicar.
Es necesario exigir al Gobierno que deje de meter las manos en asuntos que no le competen como el derecho de los ciudadanos a expresar sus convicciones religiosas, siempre que no dañen los derechos y libertades de terceros. Pero, sobre todo, urge demandarle a Zapatero un mínimo de decencia intelectual.
Incluso si hacen gala de un profundo desprecio por los derechos y libertades de las personas, como ocurre con el islam. Si el laicismo radical de Zapatero exige la supresión de toda manifestación pública de la religión según las arcaicas tácticas del marxismo
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HAs leido Marx? no creo. El marxismo es fundamentalmente ateo, no laico que no tiene nada que ver
En Francia, se promulgo en 1905, la separación de la iglesia y del estado. Es un estado laico que defienden tanto la derecha como la izquierda.
Sinceramente con una creciente población musulmana, creo que es la solución mas practica para fomentar la conviviencia.
En Francia entre los musulmanes que quieren velo, autobuses para las mujeres, los judios que no quieren examenes el sabado y otros cuantos mas, no se acabaria nunca.
El espacio publico es neutro, en tu casa y en tu iglesia /mezquita/Synagoga/templo, haces lo que quieres. Esto es la laicidad, que no hay que confundir con un ateismo militante
En Francia entre los musulmanes que quieren velo, autobuses para las mujeres, los judios que no quieren examenes el sabado y otros cuantos mas, no se acabaria nunca.
El espacio publico es neutro, en tu casa y en tu iglesia /mezquita/Synagoga/templo, haces lo que quieres. Esto es la laicidad, que no hay que confundir con un ateismo militante
Eso pero el futbol es todo valido, en la calle, en tv y hasta en la sopa
Jo... vaya sentido democratico el tuyo, aqui todo el mundo alineados en fila y calladitos
Deja que el personal desarrolle sus creencias en libertad y aprenda a respetar a los demas
Si alguien no respeta al otro se le empapela al jilip.. Y punto
¿Por que hay que estar prohibiendo todo?
Estamos caminando derechos derechos al pensamiento único y como me temo que no sera ni el mio ni el tuyo sino el de los poderosos, como siempre, terminamos en Cuba o en Venezuela o en China, es decir en rojilandia ¿O no?
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