En junio de 2020 nacía la asociación Women Action Sustainability (WAS), integrada por mujeres con trayectorias de referencia en sostenibilidad, que se unen con el firme propósito de elevar la sostenibilidad al primer nivel de toma de decisiones de las empresas, entidades, instituciones y de la sociedad.
Para conocer la trayectoria de esta asociación charlamos con su presidenta Mónica Chao, que, como no podía ser de otra manera, ha implicado al grupo de trabajo de WAS sobre “Naturaleza, ciudad e infraestructuras” para enriquecer esta entrevista. Este grupo de talento femenino reflexiona sobre arquitectura, urbanismo y nuevos modelos de ciudad.
¿Qué valores defiende WAS?
Creemos en un desarrollo económico que satisfaga las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas, garantizando el equilibrio entre economía, medioambiente y bienestar social.
Queremos promover un cambio que integre el bienestar, el empleo, la riqueza y la salud, con el cuidado de la naturaleza, los recursos naturales, el clima, la igualdad, las cuestiones de género y la gobernanza. El mundo tiene claro que nuestro planeta necesita un compromiso mundial. Nosotras, además, tenemos claro que ahora es el momento de actuar.
Nos mueven valores como el compromiso, el rigor, el optimismo, la confianza y la generosidad. Quiero subrayar la generosidad, porque somos ya casi 100 socias y todas colaboramos de forma altruista en esta misión. La implicación de las socias es increíble.
¿Por qué la mujer se pone en el centro de la acción cuando la sostenibilidad debe tener un enfoque colectivo?
Estamos de acuerdo en que la sostenibilidad debe tener un enfoque colectivo. Todas las personas somos parte de la acción necesaria. Nosotras, desde WAS, desde nuestro propósito, con confianza y también con ilusión, queremos ser un motor para generar el movimiento real que se necesita en estos tiempos convulsos que vivimos.
En WAS unimos el talento femenino a la propuesta en sostenibilidad, porque pensamos que se trata de poner en valor lo mejor de todo el talento disponible y es este talento el que nos permitirá el cambio que necesitamos. Las empresas y las organizaciones deben buscar beneficiarse de la totalidad del espectro del talento humano. No hacerlo implica una posición más débil y menos oportunidades de reflejar las necesidades de los clientes y otros grupos de interés. Precisamente en la carta que envió recientemente Larry Fink, CEO de Blackrock, a las empresas en las que invierte, ha hecho referencia a ello. Y es que sabemos, que, con diversidad de género, hay un 15% más de probabilidades de tener rendimientos financieros por encima de las medias sectoriales, según datos de la consultora McKinsey.
¿Son nuestras ciudades humanamente sostenibles?
Hoy 3.500 millones de personas vivimos en ciudades. La ciudad es el sistema humano más complejo y nos atrae porque aquí podemos satisfacer mejor nuestras necesidades básicas como la educación, el empleo o la asistencia sanitaria.
Las ciudades son los lugares donde se visibilizan de forma más clara los importantes retos vinculados a la sostenibilidad que son, además, crecientes a medio y largo plazo, debido al exponencial aumento de la población, los actuales modelos de planificación urbana, el aumento del consumo per cápita y el transporte basado en combustibles fósiles. Algunas de las implicaciones de ello son, efectivamente, ciudades con ausencia de espacios verdes y de convivencia social, la contaminación atmosférica, el ruido, la ausencia de espacios para el peatón y la bicicleta, los precios de la vivienda o la ausencia de equipamiento.
La buena noticia es que estamos en un momento donde las ciudades están cambiando y hemos visto ya cambios importantes en capitales como Londres o París. Madrid tiene proyectos fantásticos como Madrid Nuevo Norte, con un claro compromiso medioambiental y una apuesta por la transformación de Madrid. También la prevista remodelación de AZCA, presentada recientemente por los propietarios del complejo, que transformará el actual laberinto de hormigón en un espacio verde que vertebrará la zona.
¿Qué criterios deben coexistir en una urbe para que sea más habitable?
En el sector inmobiliario, cuando hablamos de sostenibilidad estamos acostumbrados a hablar de eficiencia energética casi exclusivamente. Y es importante continuar esa senda, pero también hay que ir más allá. Aprovechar este momento con la disponibilidad de fondos europeos, para repensar los edificios y los espacios urbanos privados desde una perspectiva global de sostenibilidad. Crear espacios que se convierten en punto de encuentro donde las personas quieren estar y pasar su tiempo libre. El covid-19 nos ha recordado el valor real que tiene en nuestras vidas respirar aire limpio, los paseos, las bicicletas, la importancia de los espacios verdes, la belleza de la ciudad, la conexión con los otros.
Sin duda, creo que es el momento de trabajar para crear las ciudades en las que queremos vivir. Porque las decisiones que tomen hoy sobre la ciudad definirán como serán las urbes de mañana. Para lograrlo yo lo veo a través de tres ideas sencillas: eficiencia, armonía e inspiración.
La eficiencia es pensar en la eficiencia global. Hacer que la construcción funcione como la naturaleza, minimizando el desperdicio, reduciendo el consumo de agua y energía, optimizando los modos de transporte e integrando soluciones digitales para la conectividad.
La armonía es la integración con la naturaleza. Buscar mejorar la biodiversidad y encontrar nuevas formas de conectar a las personas con la naturaleza, mejorando su comodidad y bienestar, contribuyendo también así a la calidad del aire y mitigar el efecto isla de calor.
Y la inspiración tiene que ver con poner a las personas en el centro, elementos como la cultura, dar vida a la ciudad y la accesibilidad, de forma que la ciudad pueda ser disfrutada por todos.
La rehabilitación de los edificios será decisiva para la sostenibilidad de las ciudades, ¿ha llegado el momento de que ocupe el lugar que se merece en el sector de la edificación?
En un estudio publicado recientemente por BCG se estima que los edificios son responsables de 3,9 Gt de CO2 de las emisiones, un 7% de las emisiones globales y se estima una necesidad de inversión a nivel mundial de 10,7 billones de dólares para alcanzar los objetivos de descarbonización para 2050. El 20% de la inversión necesaria estará en Europa, donde para 2030 se podrían rehabilitar 35 millones de edificios en base a la estrategia 'Renovation Wave' en la que está trabajando la Unión Europea.
Actualmente, aproximadamente el 75% del parque de edificios es energéticamente ineficiente, y de ellos, el 90% continuarán estando en uso en 2050. La propia UE señala que solo el 1% de los edificios se somete a renovaciones de eficiencia energética cada año, por lo que una acción decisiva en rehabilitación es crucial para lograr que Europa sea climáticamente neutra para 2050.
Hay que dirigir los esfuerzos a esta rehabilitación si aspiramos a esa neutralidad climática y también para revitalizar los centros. Recordemos además que la rehabilitación es una palanca importante para la recuperación del país gracias a la generación de empleo.
Parte de los fondos europeos se destinarán a rehabilitar casi medio millón de viviendas hasta 2023, ¿es la subvención el vehículo más sostenible para dar salida a este dinero o se deberían articular otros mecanismos que favorecieran un retorno más justo?
Desde la Unión Europea se ha puesto en marcha el 'Plan Next Generation' para contribuir a la recuperación económica y la buena noticia es que se ha confirmado que será una recuperación verde. Sin duda, que un 37% de los fondos se destinen a actuaciones alienadas con el 'Green Deal' es una buena noticia. Y si dentro de este programa, se ha dado prioridad a la renovación de edificios y también de forma global a la Agenda Urbana, sin duda, es mejor aún.
Si todo esto lo aterrizamos con la experiencia que tenemos en subvenciones en rehabilitación en los últimos años, sabemos que un caballo de batalla en las comunidades es financiar el coste de esas actuaciones. Casi siempre se subvenciona y se paga una vez realizada la reforma, lo que supone a los propietarios tener que pagar por adelantado, algo que sin duda desincentiva la solicitud de las inversiones por los particulares. La Administración debe de encontrar la manera para hacer que la financiación de la obra no sea un obstáculo insalvable. Quizás pagando directamente a las contratas. Otro inconveniente es también la falta de información sobre las subvenciones para que llegue de manera directa y ágil a los representantes de las comunidades de propietarios y a los propios ciudadanos, así como facilitar las tramitaciones y la inclusión de nuevos conceptos que tienen que ver con la transformación sostenible global del edificio.
El papel de la Administración es clave y debe hacer su parte para acelerar la descarbonización, y una de ellas es colaborar con el sector inmobiliario para alinearse con un marco normativo que integre estas consideraciones y la puesta en marcha de incentivos junto con el sector financiero como hipotecas y líneas verdes de crédito, entre otros.
¿La accesibilidad sigue estando denostada en el diseño y rehabilitación de los espacios urbanos?
La accesibilidad se ha visto tradicionalmente como un factor quizás secundario en el diseño. Pensar en espacios confortables para todos debería ser una prioridad. Y en el confort, la accesibilidad es un elemento clave. Un 10% de la población tiene problemas de accesibilidad de forma permanente o en algún momento de la vida. A estas personas les acompañan además sus familias y/o sus amigos. Creo que es relevante pensar desde los propios conceptos de los espacios y de los edificios, en la accesibilidad de forma global y con diseños atractivos integrados plenamente, no como algo accesorio o pensado estrictamente para el cumplimiento legal.
No quiero olvidarme de otro aspecto importante como es la accesibilidad en la rehabilitación para así evitar que las viviendas sin ascensor se conviertan en cárceles para las personas con dificultades de movilidad. Hay que apostar cada vez más firmemente en las ayudas a instalaciones de ascensores en edificios que no lo tienen, porque la sostenibilidad también es accesibilidad.
¿Cuándo se puede decir que un edificio es realmente sostenible?
Los elementos que hay que considerar para ello son el uso de la energía, la elección de materiales, la movilidad y la accesibilidad, el agua, el uso de suelo, la salud y el bienestar o la gestión de residuos.
Un edificio sostenible es un edificio que consume pocos recursos, integrado en el espacio, que aporta valor a las personas y al espacio en el que está integrado, confortable y saludable, que piensa en la naturaleza y también en la belleza, al que se accede fácilmente y de forma sostenible.
Para poder comentar debes Acceder con tu cuenta