Según se va acercando el Día de los Difuntos, de Todos los Santos o el más comercial Halloween, nos vamos acordando de aquellos que ya no están y así, proliferan las visitas a los cementerios, que se asemejan en estos días al metro en hora punta: un ir y venir de gente, dejando ramos de flores, limpiando tumbas, reflexionando sobre lo efímero de la vida. Hay cementerios que no destacan por su belleza, sino por su singularidad: es el caso de Shirokorechenskoe, situado en Rusia y famoso por albergar mafiosos muertos por bandas criminales.