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Las tormentas financieras que azotaron los mercados entre el pasado verano y los primeros meses de 2016 han dejado a las empresas españolas en unos niveles muy atractivos para los inversores… Tanto que su precio actual está por debajo de la media histórica.

“Los indicadores habituales utilizados para valorar en qué medida los precios de las acciones se encuentran alineados con respecto a su relación histórica no evidencian indicios de sobrevaloración para el promedio del mercado. Así, las cotizaciones de las empresas españolas equivalen, de media, a 1,3 veces el valor en libros, por debajo de su promedio histórico (1,7 veces desde 2002), mientras que la ratio entre dichas cotizaciones y el beneficio ajustado al ciclo (el famoso Price Earning Ratio -PER-) se sitúa por debajo de las 12 veces, frente a una media de 14 veces durante los últimos 10 años”, asegura el Banco de España en su último informe de estabilidad financiera.

Esto significa que, según el regulador, las acciones de las cotizadas están más baratas de lo que han estado en la última década. Para hacerse una idea de los niveles actuales basta repasar los gráficos que incluye el estudio, que refleja cómo el PER de las empresas españolas está más lejos de su media histórica que el de las demás cotizadas europeas.

Las empresas españolas cotizan por debajo de su media histórica… gracias al descalabro de la banca
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Y lo cierto es que no es de extrañar: el indicador español es el más bajista de las grandes plazas europeas en lo que llevamos de año. En concreto, el Ibex acumula unas pérdidas cercanas al 9,2%, frente al 6,7% que se está dejando su homólogo francés (denominado Cac 40), al 7% que cede el alemán (Dax 30) o al 2% que retrocede el parqué británico (Ftse 100).

Si nos alejamos más en el tiempo y miramos la evolución de los índices bursátiles desde finales de 2014 descubrimos que el Ibex aún sale peor parado: mientras el Cac galo o el Dax germano han recuperado posiciones (suben algo más del 1%), el Ftse británico ha bajado un 7% y el Ibex se ha desplomado casi un 16%. Todo un síntoma de que España, como economía periférica, está sufriendo en mayor medida la inestabilidad global que sus vecinos europeos.

Pero, ¿en qué se sustenta este castigo? La respuesta es que el mercado doméstico no solo se está viendo arrastrado por los factores desestabilizadores globales (el cambio de modelo económico de China, los problemas geopolíticos, la ralentización económica del mundo desarrollado y emergente…), sino que también lleva a sus espaldas la incertidumbre interna derivada de la falta de acuerdo para formar Gobierno y la necesidad de celebrar unas nuevas elecciones el próximo 26 de junio. Además, y como insiste el propio Banco de España, en estas fuertes caídas también está influyendo la debilidad del sector bancario, lastrado entre otras cosas por la dificultad de obtener rentabilidad y el mar de dudas que generan los futuros cambios regulatorios.

La inversión en bancos, en cuarentena

Ya son varias las casas de análisis las que han decidido no apostar por entidades financieras, como es el caso de BNP Paribas Personal Investors. “La banca es uno de los sectores que peor se está comportando y no tenemos ninguna exposición a él. Está sujeto a incertidumbres por la nueva regulación que viene y porque estamos en un contexto de tipos de interés negativos que es contrario a su negocio”, explica a idealista/news Estefanía Ponte, directora de análisis de la firma.

A todo ello, además, se suma la elevadísima exposición al ladrillo que aún soporta su balance (el volumen de inmuebles y dudosos ronda los 213.000 millones de euros) y el impacto de la nulidad con carácter retroactivo de las cláusulas suelo que podría anunciar el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en los próximos meses (se habla de una horquilla de entre 4.500 y 7.600 millones de euros).

No podemos olvidar que no estamos hablando de un sector cualquiera: es el que más pesa dentro del Ibex (supone un 30% del selectivo según los datos de Bolsas y Mercados Españoles) y el que está encabezando los números rojos en este ejercicio (los tres peores valores de 2016 son bancos: Popular, Bankia y Caixabank).

Popular, por ejemplo, se ha dejado casi un tercio de su valor en bolsa en lo que llevamos de año, mientras que Caixabank y Bankia han perdido más de una cuarta parte de su capitalización. BBVA, por su parte, ha retrocedido en torno al 16%, al tiempo que Santander se ha dejado en el parqué más de un 10% y Sabadell, algo más de un 6%. Bankinter es el que menos ha sufrido en bolsa con un descenso del 2%.

Las cifras actuales están cumpliendo a la perfección la advertencia que lanzó a principios de año José Antonio Madrigal, jefe Estratega del Hedge Fund MGM International Fund, quien auguró un 2016 de sufrimiento para el sector financiero de acuerdo con el diario El País.

Los riesgos no desparecen

Pero lo peor de todo es que los riesgos, lejos de haber desaparecido, seguirán latentes en los próximos meses. El propio regulador financiero no descarta nuevos capítulos de inestabilidad que, de producirse, podrían lastrar al crecimiento económico.

“A pesar de que no existen indicios de valoraciones excesivas en los mercados, la experiencia del reciente episodio de inestabilidad ilustra la elevada sensibilidad de las cotizaciones a cambios en el sentimiento de los inversores. En este sentido, la incertidumbre que rodea a las perspectivas macroeconómicas a nivel internacional constituye un elemento de riesgo importante para el curso de los precios negociados en los mercados financieros internacionales y nacionales”, recalca el informe.

Un eventual deterioro en este ámbito, añade, “podría afectar a la estabilidad financiera en España a través tanto del endurecimiento de las condiciones de financiación de los distintos sectores, que tendría un impacto negativo sobre el crecimiento económico y sobre la calidad de los activos de los bancos, como de las pérdidas en la cartera de los intermediarios financieros”.

La lectura que hace Ricardo González, gestor de Gtm Intenational Fund, es que la banca no tiene un futuro inmediato demasiado prometedor. “Es el sector más débil y bajista de toda Europa. Mientras que los rendimientos de los bonos estén en niveles históricamente bajos yo estaría fuera del sector, porque más allá de posibles rebotes, no se va a poder recuperar fácilmente a medio plazo”, concluye.

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