La tradición cerámica de Talavera de la Reina, localidad de Toledo, viene de muy lejos. Es verdad que los ceramistas que siguen en activo son muchos menos que antaño, pero el público en general asocia este arte a esta localidad. Dicen que el artífice del renacer de la cerámica en Talavera a principios del siglo XX fue Juan Ruiz de Luna Rojas, en cuyo honor se levantó el Museo Ruiz de Luna.
Mónica García del Pino, bisnieta del anterior, es la fundadora de Cerámica San Ginés. Ceramista de formación, en 2010 se llevó el Premio Nacional de Artesanía por el Mural del Centro de Convenciones de Orán. Su taller, en el que trabajan cinco personas, realiza todo tipo de piezas de cerámica: vajillas, azulejos.. y de cara a Navidades cuentan con un producto muy especial, las bolas de Navidad de cerámica que hace un par de años, por ejemplo, Moncloa incluyó en sus regalos a otros mandatarios europeos. El proceso de elaboración de esta decoración navideña supone cinco días de trabajo y los procesos son manuales. Este año, Moncloa ha repetido pedido. Por algo será…
¿Desde cuándo hay cerámica en Talavera?
Viene de muy antiguo. Se habla de la época de los romanos con un tal Calvino, que era ceramista, artesano. Y nuestra tradición ha sido siempre árabe, se hacía mucho azulejo de arista, de estos que se rellenan con pera los colores. No había tradición de pincel y en el 17, cuando se empieza a construir El Escorial, se necesita alicatar y poner todos los zócalos y se trae de Holanda y de Italia gente y se elige un centro cerámico donde producir esos azulejos. Y se escoge Talavera. Entonces se empieza a enseñar a la gente a manejar el pincel y a partir de ahí ya cambia nuestro tipo de cerámica y empezamos a hacer la técnica sobre cubierta, que es la que realizamos ahora.
¿Hombres y mujeres pintaban lo mismo?
Los hombres pintaban más Renacimiento y montería y piezas grandes y las mujeres eran más de flores y grecas, incluso en una pieza que llevara grecas y llevara montería, las mujeres pintaban su parte y los hombres la suya, estaban muy separados.
¿Cuándo montó el taller?
Estudié en la Escuela de Artes de aquí de Talavera, la especialidad de Cerámica Industrial. Luego estuve dos años trabajando en una empresa que ya no existe y luego me puse por mi cuenta. En el año 95, un taller pequeñito que luego poco a poco ha ido creciendo y nos trasladamos en el 2003 a lo que es este taller. Somos cinco en la empresa.
¿Siempre quiso ser ceramista?
Desde pequeña. Jugaba con la arcilla y hacía pequeñas cosas de arcilla. A los nueve años usé un cazo que se le rompió a mi madre para hacer una bola de Navidad y esa bola la sigo conservando sin cocer, tal cual la hice. Desde entonces es algo que lo tienes en mente hasta el 2018 que nos pusimos manos a la obra. Porque tampoco queríamos que fueran unas bolas de Navidad que pesaran mucho y conseguir eso, el peso mínimo con una resistencia adecuada, nos llevó un año hacer moldes y hacer pruebas y ya las sacamos a la tienda para hacer un poco el tanteo. Vimos que gustaban mucho y en 2019 nos empleamos a tope con las bolas.
¿Ahora es la época de mayor fabricación o se hacen durante todo el año?
En esta época es cuando más se hacen, lo único que tenemos de venta online son las bolas de Navidad, porque es más fácil mover esa parte por internet. Pero se venden durante todo el año: es un regalo que empieza y luego es como una colección, empiezas a regalar una bola a una persona, le encanta y entonces le vas haciendo toda la colección.
¿Cuántas podéis estar haciendo?
Pues ha habido años que hemos llegado a hacer mil bolas, depende del resto de trabajo que tengamos. Procuramos no dar mucha publicidad a las bolas para ir controlando el poder ir haciendo todo.
¿Cómo se elaboran?
Lo primero es la fabricación en arcilla de la pieza. Se hace por colada. Utilizamos loza. Eso lleva un tiempo: la arcilla líquida está un tiempo en el molde. Luego vuelcas el líquido para que se queden huecas. Lleva un tiempo que depende también de la humedad que haya. Una vez que desmoldas, si están secas, hay que pulir. Entonces se cuece en el horno, lo que llamamos bizcocho, a 1100 grados. De frío a frío, nos lleva como dos días y medio hasta que puede sacar las piezas. Una vez que sacan las piezas pasan el esmaltado: las esmaltas, se arreglan los desperfectos, y pasa luego a lo que es decoración. Luego la segunda cocción y cuando están fuera se le hacen los agujeritos, colocar el tapón y terminar la bolita.
Los que decoran las bolas utilizan una vara larga, ¿para qué sirve?
Es que realmente seguimos trabajando con los mismos elementos que trabajaban nuestros antepasados. Y la caña.. Es mucho tiempo pintando y la mano se te puede cansar. Entonces es una manera de sostener la caña en el dedo pequeño enganchado y entonces te permite una libertad de movimiento del resto de la mano.
¿Vendéis al extranjero o más en España?
Muchas veces no sabemos dónde llegan porque son regalos, sí sabemos que viajan bastante.
Creo que han tenido un encargo de Moncloa…
El año pasado. Nos llamaron para encargar bolas para los homólogos del presidente, para hacer regalos de Navidad. Y este año han vuelto a repetir el pedido porque fue un exitazo. Hacen un estuche con dos bolas y a lo mejor añaden algo gastronómico.
¿Cuál es el modelo más vendido?
A nivel local es el Renacimiento en azul con el fondo amarillo se considera que es como lo más tradicional. Y a nivel general, la decoración de las golondrinas es algo que gusta mucho. Es una serie antigua, está inspirada en la porcelana china.
En 2010 se llevó un Premio Nacional por un mural de azulejos, el más grande del mundo..
Había un equipo, éramos 23, creo, hablamos de 2.101 metros cuadrados de azulejería. Solo nos daban dos meses y medio para hacerlo. O sea que no solo es que sea el más grande del mundo pintado a mano. El mérito no es eso el tamaño. El mérito es también que es el más rápido, porque cuando tienes tiempo tiras millas, pero cuando no hay tiempo tiene que estar todo muy calculado y muy medido. Estamos hablando de 50 y tantos mil azulejos en dos meses y medio y además nos pillaron las fiestas de Navidad por medio.
¿Hay relevo generacional para tu taller?
La gente joven no quiere esto, requiere de mucho tiempo, mucha dedicación. Es una cosa vocacional. Uno no se hace ceramista. O te gusta o no te gusta. Y si te gusta, te gusta mucho. Entonces es continuamente, 24 horas: tienes que estar pendiente de los hornos, porque esto lleva unos tiempos que hay veces que el cliente no entiende. Me acuerdo de un cliente que vino a pedir un presupuesto de un cuadro, de unas vistas de su pueblo y no sabía si quería el campanario o todo el pueblo. Y le dije pues usted tiene que decidir, porque no es lo mismo pintar el campanario que todo el pueblo. Estábamos en la tienda y dice bueno, eso da igual, si eso se mete ahí en la impresora. Y entonces le dije venga usted para acá que le voy a enseñar las impresoras humanas. Estábamos entonces haciendo un mural y teníamos aquí una liada... Según apareció y vio lo que había dijo esto no lo puedo pagar yo. Y no dijo más y hasta luego.
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