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La crisis del covid-19 ha tenido un impacto mucho más limitado del esperado en la construcción de edificios y las actividades inmobiliarias en términos de empleo. 

A pesar de que a cierre de marzo todavía hay 7.341 trabajadores que están en situación de ERTE, según la Seguridad Social, los datos actuales distan mucho de los niveles alcanzados en el segundo trimestre del año pasado, que fue el momento más crítico para el ladrillo. 

Según las cifras que maneja el Ministerio liderado por José Luis Escrivá, durante el primer estado de alarma y el parón total de la actividad por la pandemia sanitaria llegaron a contabilizarse más de 56.700 empleados afectados por un ERTE en el mes de mayo.

Tras tocar ese pico, el número de trabajadores en situación de ERTE se fue reduciendo poco a poco, hasta situarse a cierre del primer trimestre de 2021 alrededor por debajo de 7.400; esto es, casi ocho veces por debajo desde el máximo de la pasada primavera.

En líneas generales, todos los expertos consultados por idealista/news afirman que el volumen de ERTE actual es mínimo (suponen menos de un 1% del total de afectados medios en España en marzo -779.562-) y que la crisis del covid-19 ha tenido un impacto testimonial en el empleo, sobre todo si lo comparamos con el registrado tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y de la crisis económica y financiera de 2008.

Como recuerda Daniel Barragán, secretario de acción sindical de CCOO Construcción y Servicios, “dentro de la situación tan mala que hemos vivido, la construcción no ha sido de los sectores más afectados. Aunque el coronavirus ha tenido impacto no es comparable con el que han sufrido la hostelería o el turismo”.

Barragán afirma que desde el sindicato manejaban una previsión muy mala para el ladrillo cuando llegó la pandemia. “Nos preocupaba y nos asustaba mucho, porque veníamos de otra crisis que afectó al sector de manera brutal y, a pesar de que estaba más profesionalizado y viviendo un momento dulce, la construcción ha sido un sector tradicionalmente precario en términos de empleo. Pero, tras el impacto del parón total de la actividad en España, lo cierto es que las obras se fueron retomando, a pesar de que lo han hecho a un ritmo menor que en los meses precovid”.

Más afectados en las actividades inmobiliarias

El impacto de la crisis del coronavirus en el sector de la construcción, de hecho, ha pasado de superar con creces al de las actividades inmobiliarias en los primeros meses de la crisis del coronavirus a quedarse en una situación más favorable. En concreto, desde el pasado mes de julio hay más afectados por ERTE en las actividades inmobiliarias que en la construcción de edificios.

Según explica desde la Asociación Madrileña de Empresas Inmobiliarias (AMADEI), “la estadística de la evolución de los ERTES es acorde con la paralización registrada en el primer estado de alarma, en el que el 80% de las agencias llegaron a cesar su actividad”.

Jesús Manuel Martínez Caja, secretario general ejecutivo de AMADEI, recuerda que “a partir del 4 de mayo de 2020, las agencias fueron readaptando su actividad, introduciendo métodos tecnológicos para visitar viviendas online y suscribir reservas y arras. Comenzaron a abrir paulatinamente y a reanudar las visitas de inmuebles ‘in situ’, lo que implica una evidente bajada del número de trabajadores en ERTE”.

En agosto, por ejemplo, la cifra de afectados ya se había reducido a la mitad respecto a junio, pasando de más de 19.000 a menos de 9.000. Y en otoño continuó la tendencia de mejora, aunque en diciembre se produjo un repunte y la cifra de afectados por ERTE volvió a situarse por encima de las 5.000 personas. Pero fue un alza puntual y desde entonces se ha mantenido la tendencia a la baja hasta finales de marzo, dejando el número actual en 4.525.

“Consideramos que los trabajadores en ERTE que quedan pertenecen a empresas que se han mantenido en ERTE total o parcial desde el inicio de la pandemia, aprovechando las prórrogas concedidas por el Gobierno”, insisten desde AMADEI, que también recalca que el año pasado había en España más de 55.000 agencias inmobiliarias operativas y que “es posible que de ese número puedan haber desaparecido como consecuencia de la situación económica actual un 20% como mucho”, aunque en estos meses no todo han sido cierres.

Es más, la propia asociación reconoce que en los últimos tiempos se están produciendo más altas que bajas en su lista de asociados, con una proporción de cinco incorporaciones por cada pérdida. 

Respecto a la razón que explica por qué actualmente hay más afectados por ERTE en las actividades inmobiliarias que en la construcción de edificios, el organismo madrileño sostiene que “a raíz de declararse la actividad constructiva esencial, cosa que nunca pasó con la intermediación inmobiliaria, a pesar de ser una actividad que incide plenamente en la gestión de un derecho fundamental como es derecho a la vivienda y que es un bien de primera necesidad, la construcción volvió mucho antes a revitalizarse y tampoco se ha visto afectada por los problemas de las agencias, que han tenido que luchar contra el cierre de sus negocios, abonando en un principio el 100% de los gastos de alquiler y suministros, a pesar de no poder utilizar sus locales u oficinas. Muchos han llegado a negociar rebajas de renta o moratorias, pero otros no, estando incluso inmersos en conflictos judiciales”.

Por otro lado, Carlos Smerdou, CEO de Foro Consultores Inmobiliarios, señala que los ERTE actualmente se centran más en el negocio inmobiliario de costa. “La compraventa de extranjeros ha descendido ante la falta de movilidad y las agencias de alquiler de vivienda vacacional para españoles también han visto mermada su actividad ante el cierre perimetral de las comunidades autónomas. Al final las empresas han tenido que recurrir al ERTE porque se han visto muy afectadas por las restricciones”, explica. 

Además, hay otro factor de mercado que está respaldando a la construcción de edificios: la creciente demanda de viviendas nuevas y el impulso de más proyectos residenciales, ya sea en un formato tradicional destinado a la venta o bajo el nuevo nicho de negocio vinculado al alquiler (más conocido como ‘build to rent’).

El propio Smerdou insiste en que el segmento de construcción de edificios ha vuelto a la normalidad y recalca que “la construcción de vivienda nueva, tanto las promociones de compraventa como en ‘built to rent’, está tirando del mercadoEsta situación hace que se necesiten trabajadores y el número de personas en ERTE baje. El sector de la construcción es uno donde más está cayendo el paro (en lo que llevamos de año ha bajado en casi 14.000 personas); y además hay promociones que se están vendiendo muy rápido, por lo que es necesario reponer vivienda nueva”.

En esa misma línea, Daniel Cuervo, director general de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (ASPRIMA), considera que “el sector de la construcción de edificios está mostrando su resiliencia en esta crisis, donde sin duda debe ser parte de la solución. Lo demuestran las cifras de ocupación, muy parejas a las de antes de la crisis, y las personas afectadas por ERTE, que suman 2.816 en marzo en comparación con los casi 780.000 medios del total de la economía. Esto sin duda se debe a una todavía mayor demanda -que ya era alta, con las promociones a entregar en 2021 vendidas en más de un 80%- provocada por la mejor percepción de las viviendas nuevas con respecto a la segunda mano, ya que las primeras proporcionan mayores calidades y eficiencia energética, así como zonas comunes y servicios añadidos que no posee la vivienda usada en la mayoría de las ocasiones”.

Desde AMADEI también recalcan que “el déficit de vivienda nueva es acuciante, sobre todo en determinadas ciudades de España, por lo que la construcción de obra nueva ha mantenido el ritmo e incluso ha aumentado, a la par que las operaciones de compraventa de segunda mano se han estancado”.

Se impone el optimismo

A pesar de que hay más afectados por ERTE en las actividades inmobiliarias que en el ladrillo tradicional, los expertos miran el futuro con optimismo en ambos sectores.

Martínez Caja, por ejemplo, afirma contundente que el sector de la intermediación inmobiliaria ha logrado sobrevivir al fatídico 2020, ejercicio en el que se han producido más altas de autónomos que bajas laborales. “A lo largo del año, el número de trabajadores afiliados en el régimen general decreció un 0,8%, con la destrucción de 7.446 empleos. Esta caída se vio compensada con la suma de 8.030 afiliados más al régimen de trabajadores autónomos, lo que representa un incremento del 1,9% y es el fiel reflejo de que el sector no solo no ha caído, sino que resiste y avanza, buscando nuevas fórmulas para seguir en pie y avistando el futuro esperanzador”, detalla.

Por otro lado, el Consejo General de los Colegios Oficiales de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de España también hace una lectura positiva. Y es que, “a pesar de la precariedad laboral y el impacto de la situación sanitaria, que ha incidido y ha provocado oscilaciones en el sector, mantener cierta perspectiva y las nuevas formas de trabajo, junto a movilidad de las familias en la búsqueda de mejores condiciones de vida, han permitido mantener la actividad y cerrar operaciones y augurar para el 2021 la misma tendencia de mejora que el año pasado y un cierto repunte, fruto de la recuperación de la economía que lentamente se espera que avance”.

Para Foro Consultores, la normalidad llegará cuando haya inmunidad de rebaño, que actualmente se espera para febrero de 2022, por lo que el avance de la vacuna es clave. “Es necesario libertad de movimiento para que la actividad inmobiliaria tire en todos sus segmentos, especialmente en los que ahora están más afectados”, insiste Smerdou.

En el caso de la construcción, también hay rayos de esperanza. Según AMADEI, ante la pérdida de empleo del turismo y la hostelería, este sector “se vislumbra como uno de los sectores que podría absorber parte del paro que sacudirá ambos sectores”.  Una opinión que comparte el secretario de acción sindical de CCOO Construcciones y Servicios, quien lanza un mensaje positivo y concluye que “la previsión es que el empleo se vaya recuperando a medida que avance la vacunación y se puedan ir retomando más obras. Esperamos que el año que viene la construcción sea un sector más atractivo y que se convierta en un nicho laboral que pueda acoger a trabajadores de otros sectores”.

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