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Los constructores confían más que nunca en su capacidad para hacer negocio e impulsar su actividad.  Ésta es la lectura que se puede hacer de la última estadística que ha publicado el INE sobre la confianza empresarial en España.

Según el organismo, la confianza del sector del ladrillo ha marcado en el primer trimestre del año la cifra más alta de la serie histórica que arrancó en 2013. A cierre de marzo, el Índice de Confianza Empresarial Armonizado (ICEA) se ha situado en 140,7 puntos. Un año antes, se situaba por debajo de 130 enteros, mientras que en la primera mitad de 2014 estaba por debajo de 120 puntos. Hasta entonces, fue la actividad con el nivel de confianza más bajo.

Más allá del récord propio, la evolución de este índice coloca a la construcción por encima de la media nacional, cuyo nivel de confianza se ha quedado en 134,2 puntos, y de otros sectores como el comercio (138 enteros) o la industria (129,1). De hecho, se trata de la segunda mejor cifra del ranking, solo superada por la del transporte y la hostelería, donde la confianza ha escalado hasta 141,7 puntos.

Vistas las cifras, las actividades ligadas al ladrillo están pisando los talones a las vinculadas al turismo. Y eso que el sector está viviendo su momento más dulce. Durante el año pasado España recibió 75,3 millones de visitantes, un 10% más interanual y una cifra inédita hasta ese momento, que convirtió a nuestro país en el tercer destino turístico más importante del mundo. Y las previsiones anticipan nuevos récords.

Según el último boletín de coyuntura turística elaborado por Turespaña, la llegada de turistas podría crecer en la primera mitad de año a un ritmo de dos dígitos, lo que pondría en bandeja la posibilidad de renovar los máximos históricos. De conseguirlo, sería una excelente noticia para España, ya que el turismo está siendo uno de los pilares del crecimiento económico en esta etapa postcrisis y nos ha permitido coronarnos como el país más competitivo del planeta, según el Foro Económico Mundial.

La construcción, por su parte, tiene sus propias armas. “El índice de confianza de nuestro sector está recuperándose y es síntoma de los datos positivos que se están obteniendo en los últimos meses”, explica a idealista/news Daniel Cuervo, secretario general de la Asociación de Promotores Constructores de España (APCE).

No podemos olvidar que las compraventas de viviendas siguen creciendo a un ritmo interanual cercano a dos dígitos, al igual que el precio del m2 del suelo urbano, la producción de obra nueva y la concesión de hipotecas para adquirir una casa. Además, España sigue siendo uno de los países más atractivos para los grandes inversores inmobiliarios.

“Si sumamos todo esto a la mayor contratación de la mano de obra directa e indirecta que está produciéndose en el sector y las perspectivas de crecimiento según los expertos para los próximos 3-4 años, obtenemos una mayor confianza para los trabajadores y personas que se dedican a la construcción y promoción de edificios residenciales, oficinas, hoteles, centros comerciales y naves industriales”, añade Cuervo.

La mayor subida en un año

El primer trimestre de 2016 supuso un punto de inflexión para todos los sectores. Por primera vez desde que empezó la serie histórica en que se registró un retroceso generalizado. La caída coincide con el momento de mayor inestabilidad política de la historia reciente en España: las elecciones del 20D dibujaron un Congreso de los Diputados demasiado fragmentado y fue necesario convocar una segunda cita electoral para poder formar Gobierno.

Durante el segundo trimestre, con las elecciones del 26J, algunos sectores empezaron a mejorar sus índices de confianza y ya en verano, cuando empezó a vislumbrarse la posibilidad de acabar con la situación de interinidad del Ejecutivo, se produjo una mejora en bloque.

Desde esos mínimos recientes, la mayor subida del nivel de confianza se ha producido en las empresas del ladrillo, con un alza del 6,4%, seguida de la registrada por el transporte y la hostelería (5,9%), la media nacional (3,4%), la industria (2,2%) y el comercio (1,8%).

A pesar de que Mariano Rajoy gobierna en minoría, el Gobierno ya ha cumplido algunos de sus objetivos más importantes: situar el déficit público por debajo de la línea que marca Bruselas, llevar al Parlamento los Presupuestos Generales de 2017 y mantener un ritmo de crecimiento económico superior al promedio de la eurozona y la Unión Europea.

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