Los expertos prevén un nuevo cambio de tendencia, aupado por el reciente tirón de la demanda de obra nueva y el previsible impulso de la oferta
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En el año de la pandemia se acabaron miles de viviendas por toda España. Según los datos del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) recopilados por la Asociación Hipotecaria Española (AHE), durante 2020 se firmaron un total de 85.945 certificados de fin de obra, un 9% más que en 2019 y la cifra más elevada desde 2012.

Este repunte responde principalmente al impulso de los proyectos residenciales de las empresas (con más de 59.000 unidades) y las cooperativas (4.612 inmuebles), que han registrado un avance interanual del 11,6% y del 80%, respectivamente. Estos crecimientos han sido suficientes como para compensar el descenso de viviendas terminadas por parte de personas físicas y particulares, que se han situado en 20.610, frente a las 21.786 del ejercicio anterior (-5,4%), y a los mínimos registrados por los proyectos de las Administraciones. Y es que en el año del covid-19 solo se han terminado 328 viviendas de titularidad pública, un 35% menos que en 2019 y la cifra más baja desde que empezó la serie histórica en 1992. Esta es la evolución de los últimos 15 años:

El aumento de las viviendas terminadas también ha permitido que, por primera vez desde 2014, en un año se finalicen en España más proyectos residenciales que los nuevos que se inician. En concreto, en 2020 se contabilizaron 85.535 visados de obra nueva, entre viviendas unifamiliares, bloques de pisos y otros edificios. En su caso, la cifra deja atrás los seis dígitos y retrocede a niveles de 2017.

Según recuerda Daniel Cuervo, director general de la Asociación Promotores Inmobiliarios de Madrid (ASPRIMA), “la incertidumbre creada por el coronavirus disminuyó el volumen de viviendas iniciadas prácticamente un 20% durante el año pasado, situándolo en niveles no vistos en tres años. La obra en curso, por su parte, se desarrolló con normalidad (salvo en el parón producido por el confinamiento más severo) y las viviendas se han terminado y entregado según lo previsto”.

En esa misma línea, José Luis Bellosta, presidente ejecutivo de Solvia, insiste en que “estos últimos años hemos sido testigos de cómo los visados de obra nueva y el número de viviendas terminadas iban creciendo poco a poco. Sin embargo, con la llegada de la pandemia, la puesta en marcha de nuevos proyectos se frenó por los meses de confinamiento, la situación de incertidumbre y, por ende, por el descenso de la financiación tanto pública como privada. Por tanto, los visados se redujeron y los proyectos que ya estaban en marcha se finalizaron”.

Cambio de tendencia a la vista

Este año, sin embargo, parece estar cambiando la tendencia. Según los datos oficiales, entre enero y abril los visados de viviendas de obra nueva se han situado en 32.958 unidades, frente a los 28.754 proyectos terminados con el correspondiente certificado de fin de obra. Y los expertos prevén que el inicio de nuevas viviendas vaya a más en los próximos meses.

En este sentido, Mercedes de Miguel, directora de operaciones de Gesvalt, espera que “persista la tendencia de recuperación de la actividad inmobiliaria en cuanto a viviendas iniciadas, principalmente por el efecto que supuso el covid-19 sobre el mercado de obra nueva” y considera “probable que todas aquellas promociones que paralizaron su comercialización y desarrollo durante 2020 se vayan incorporando al mercado durante todo el 2021, como ya se ha empezado a observar en esta primera parte del año”. En su opinión, este año la cifra de viviendas iniciadas podría volver a niveles precovid y quedarse en línea con 2019, cuando se iniciaron más de 106.000 inmuebles, aunque todo dependerá de cómo evolucionen la pandemia o las condiciones de financiación bancaria a los hogares, algo “que todavía no podemos valorar”, aclara de Miguel.

Las previsiones de Solvia también apuntan a una tendencia al alza, apoyada en la fuerte demanda y en la creciente actividad comercial de este tipo de inmuebles “tanto para la compra como para el alquiler, con fórmulas como el ‘build to rent’, que está registrando muy buenas cifras, y eso influirá en la mejora de la confianza de promotoras y constructoras. Hablamos de un producto de alta calidad y situado en zonas muy dinámicas a nivel inmobiliario y económico, lo que contribuirá a disfrutar de una demanda sólida y bastante solvente”, insiste Bellosta.

El director general de ASPRIMA también está convencido de que las viviendas iniciadas superarán a las terminadas en los próximos años por dos motivos: “por una parte, la demanda de vivienda nueva es claramente superior a la oferta, por lo que el inicio de promociones debiera acelerarse hasta un nivel de equilibrio cercano a las 125.000 viviendas/año (que es la cifra de creación de hogares que nos indica el INE) y, por otra, la inversión está volviendo a fluir hacia el sector y las incertidumbres se han disipado, si no totalmente, sí en su gran mayoría, concretándose en un crecimiento vigoroso de la economía, la recuperación del mercado laboral y unos tipos de interés que van a continuar bajos bastante tiempo”, señala Cuervo.

De consolidarse ese promedio, la producción de viviendas de obra nueva tocaría máximos desde 2008, aunque seguiría muy lejos de los niveles registrados durante el ‘boom’ inmobiliario: solo entre 2005 y 2007 se iniciaron 2,24 millones de inmuebles en España, casi ocho veces más que entre 2018 y 2020.

La necesaria vivienda pública

Otro cambio de rumbo que ya ha quedado patente en el primer tercio de 2021 es el experimentado por los proyectos acabados por parte de las Administraciones Públicas, que ya superan los niveles del pasado ejercicio, con 394 viviendas terminadas solo hasta abril (frente a las 328 unidades de todo 2020).

En este sentido, el presidente ejecutivo de Solvia recuerda que “aunque evidentemente las cifras son menores que las del mercado privado, también se está percibiendo una recuperación. Y es que, en lo que va de año, tal y como indica la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras (Seopan), las entidades públicas han invertido 380,2 millones de euros en el segmento residencial, lo que supone más del doble de los datos registrados en el mismo periodo de 2020, cuando se licitaron 162,9 millones de euros”.

A pesar de la mejora, los expertos recuerdan que la producción es residual en el total de viviendas terminadas (incluso en 2017, que registró el mejor resultado de los últimos años con 804 viviendas, apenas supuso un 1,47% del total, frente al 0,38% de 2020), y animan al sector público a desarrollar nuevos proyectos residenciales.

“El descenso de viviendas iniciadas por las Administraciones demuestra que hay suficiente capital privado para estimular el mercado de la construcción, una actividad primordial para la recuperación de la economía y generadora de empleo estable y de calidad, pero no hay que olvidar que es necesario impulsar el acceso a la vivienda para los jóvenes y las Administraciones deben de contribuir a ello con actuaciones adecuadas”, concluye Alfredo Sanz Corma, presidente del CGATE, Consejo General de la Arquitectura Técnica de España.

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