María José de Blas: “La sostenibilidad bien entendida es la renuncia de muchas cosas”
Su vivienda haría las delicias de cualquier niño: es como la casita de Pin y Pon pero a tamaño natural, llena de cajones, sitios de almacenaje en lugares insospechados, trampillas escondidas e incluso, un espacio mágico conocido como la cuna, localizada en la que fuera una zona de paso y que supieron modelar y adaptar a las diferentes edades de los hijos. Hijos, que por cierto, también son arquitectos. Así las cosas, la casa de María José de Blas no es la casa de la arquitecta sino, para ser exactos, la casa de los arquitectos (su marido, Rubén Picado, también lo es y con él tiene el estudio PicadodeBlas). Y como buenos diseñadores que son, su vivienda rezuma soluciones modulares, aprovechamiento y buen hacer en el interiorismo y la iluminación.