Visitar Can Tanca, en Ibiza, supone abrir la puerta a una vivienda de máxima eficiencia energética y que se convierte en referente de la construcción sostenible. Levantada por el Grupo Terravita, ya cuenta con el certificado Passivhaus Premium, la mayor calificación que otorga el Instituto Passivhaus, y trabaja por el BREAAM Excelente. Pero Can Tanca es más que una casa donde no se paga la factura de la luz. idealista/news habla con su diseñador y sus propietarios para conocer lo que es vivir en una casa desconectada de la red, que se abastece de agua de lluvia y que además es respetuosa con el medio ambiente.
A pocos kilómetros de la pequeña villa ibicenca de Sant Llorenç, en el centro de la isla pitiusa, se encuentra Can Tanca, una bonita casa de estilo ibicenco de 172 m2. Desde la lejanía ya se atisba que es una vivienda especial. Su tejado completamente cubierto de placas solares empieza a entrever las características y lo que esconde en su interior.
La construcción de Can Tanca ha sido todo un reto para sus propietarios. Concienciados con el respeto al medio ambiente y con vivir en una casa eficiente y de máximo confort, han apostado por la construcción de una casa pasiva después de conocer en persona las ventajas del passivhaus.
“Después de vivir en muchas casas, de ver el nivel de confort o el nivel de contaminación en el que vivíamos, y estar concienciados en la lucha contra el cambio climático, decidimos vender nuestra casa y comprar un terreno para construirnos nuestro nuevo hogar. Cuando empezamos a ver qué hacíamos, conocimos este sistema constructivo. Visitamos dos casas pasivas en Cataluña, pasa saber qué se sentía y nos enamoramos de la sensación”, comenta Lola Iglesias, propietaria de Canta Tanca, junto a su marido y sus cuatro hijos.
Para Lola y su familia los beneficios de las casas pasivas son muchos. “La experiencia como usuaria ha sido de sensaciones, difícil de poner en palabras si no lo experimentas. Todos coincidimos en que es una casa con mucho confort, que consigue una temperatura agradable. Es una casa donde no tienes calor ni frío en cualquier época del año. Se duerme mejor porque el aire está limpio y oxigenado y está bien aislada del ruido exterior”, destaca. “Pero también a nivel práctico hemos visto cómo podemos vivir sin tener que pagar factura de la luz o del agua. Estamos reciclando el agua y estamos viviendo en una casa de Cero emisiones, y estamos muy satisfechos”.
Lola y su familia se convirtieron en promotores y constructores de esta vivienda que se ha convertido en referente mundial de la eficiencia energética y la construcción sostenible: es una de las primeras casas en el mundo con el certificado Premium del Instituto Passivhaus. Esto quiere decir que cumple por encima de los estándares más estrictos del consumo energético. De hecho, la casa produce más energía de la que consume.
“Generamos energía con las placas solares que tenemos en el tejado, pero lo que mejor hemos conseguido es no perder esa energía. Con los principios del passivhaus – una envolvente térmica continua con unos espesores de aislamiento considerables; unas ventanas de altas prestaciones; ausencia de puentes térmicos; una capa de estanqueidad al paso del aire y una ventilación con recuperación de calor – logramos una baja demanda de energía y un consumo casi nulo”, afirma Álvaro Martínez Gil, arquitecto técnico responsable de la obra y diseñador passivhaus.
En busca de la excelencia: eficiencia 100% y máxima sostenibilidad Grupo Terravita
Pero Can Tanca no se queda ahí. Ahora aspira a ser el primer edificio del mundo que aúna las máximas certificaciones Passivhaus y BREEAM (Premium y Excepcional). Mientras el Passivhaus Institute evalúa la eficiencia energética de la vivienda, el BREEAM analiza la calidad del agua, los materiales de construcción, los residuos, el transporte, la contaminación, la gestión, la salud y bienestar y la innovación del proyecto. Conseguir el certificado BREEAM Excepcional es todo un reto para una vivienda de uso residencial.
Y los retos logrados en la construcción de Can Tanca suman y siguen. La casa está desconectada de la red eléctrica y consigue ser autosuficiente gracias a la generación de electricidad procedente de las placas solares. “Decidimos hacer una casa desconectada de la red eléctrica porque sabíamos que se podía hacer, puedes generar la cantidad de energía necesaria para ser autosuficiente. Es una demostración de que puedes vivir tranquilamente solo con el sol, sin necesitar un enganche eléctrico o una factura de la luz”, subraya Álvaro Martínez.
“El ejemplo de esta casa hace que puedas ver que se puede generar energía dentro de una vivienda, consumirla y almacenarla en unas baterías para usarla posteriormente. Pero, hay veces que sobra la energía. Si estuviésemos conectados podríamos ser más rentables en la comunidad y ceder esa energía al conjunto. Sin embargo, el Gobierno te quiere cobrar por esto con el llamado ‘impuesto al sol’”, concreta este diseñador passivhaus.
Can Tanca además busca ser responsable con todo lo que entra y sale de la vivienda y además consigue reducir el consumo de agua. “Hemos montado un sistema de gestión de reciclaje, de compostaje para residuos sólidos. Además, aprovechamos el agua de lluvia, la almacenamos y la depuramos para el consumo en la vivienda. Una vez consumida, se depura y la consumimos para el riego. Es decir, un litro de agua lo aprovechamos dos veces: una en la casa y otra en el jardín”, recalca el arquitecto.
La eterna cuestión: el coste de construir de forma eficiente
Después de conocer todos los beneficios de una construcción sostenible y eficiente llega la hora de preguntar el coste de lo que vale levantar una vivienda pasiva y de estas características. Los expertos afirman que el precio de la construcción se puede encarecer entre el 5% y el 15% del coste de una construcción tradicional, pero siempre hay que tener en cuenta el coste dentro del ciclo de vida de la vivienda.
“La inversión rotundamente merece la pena. La vida en el mes a mes va a ser más económica. Y económicamente se va a recuperar en el tiempo. Ahora consumimos un 90% menos de los que consumiría una casa tradicional de las mismas características. Con lo cual, aunque al principio hay que hacer un esfuerzo con una inversión más grande, rotundamente vale la pena. No solo por el ahorro económico que se consigue después, sino por el gran confort que se consigue con una construcción así y por lo que se ayuda al medio ambiente, que es absolutamente necesario”, avala Lola Iglesias, propietaria de Can Tanca.
“Hacer una casa passivhaus siempre es rentable, construir una casa eficiente siempre es rentable porque tú vas a hacer una inversión inicial un poco superior pero después vas a dejar de pagar por la electricidad o que tu factura se vea drásticamente reducida. El retorno del dinero puede estar en el cuarto, en el quinto o en el décimo año, pero tu casa siempre va a durar que el tiempo del retorno del dinero”, concreta Álvaro Gil.
¿Y por qué no se hacen más casas pasivas?
Pero también hay mucho desconocimiento entre los propios arquitectos de los ayuntamientos. “No ha sido fácil porque no se conocía y hay un poco de desconfianza. Hemos tenido que explicarlo, documentarlo y referenciarlo para explicar bien lo que es la construcción pasiva. Hemos sido pioneros eb empezar algo pionero en la isla. Y ha sido posible”, concreta.
Pero cada vez hay más personas concienciadas y que se preocupan por cómo construir sus casas o cómo y dónde van a vivir. “Los clientes son los que más demandan y los que son el motor verdadero de este tipo de casas. Siempre es más rentable hacer una casa eficiente, pero hay también otros motivos: vas a respetar el medio, eres parte de él, te vas a gastar menos dinero y también vas a tener más salud y calidad de vida dentro de tu casa”, concluye Álvaro. “Se pueden hacer muchas más cosas en la construcción convencional. No hace falta ser completamente pasivo, pero sí mejorar la eficiencia energética”.
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