En este edificio el jardín público está dentro, no fuera
En pleno corazón de Manhattan, donde el hormigón y el vidrio dominan el paisaje urbano, se esconde un oasis inesperado: un exuberante jardín interior que no se encuentra saliendo al exterior, sino entrando en un edificio. Hablamos del atrio verde de la sede de la Fundación Ford, una joya arquitectónica que fusiona naturaleza y diseño en una insólita comunión. A pasos de Grand Central, este espacio (aún desconocido para muchos) demuestra que la vegetación también puede crecer y florecer en vertical, entre oficinas y rascacielos.











